Moda
La historia de cómo una pequeña empresa de Barcelona conquista el mercado internacional gracias a una 'influencer' británica que se enamora del modelo Kinchaku
Laia Beltran
Aquel día empezó como otro más. A las nueve y media ya estaban en la oficina. Primero un café y luego a responder emails, atender alguna llamada, revisar un nuevo muestrario de pieles, chequear las redes, gestionar otra venta online… Nada nuevo bajo el sol. De repente, entró una notificación en Instagram. Y luego otra. Y otra. Y otra más. Todo tiene una explicación. “Unas semanas antes, una influencer británica de mediana de edad nos contactó y nos pidió que le enviáramos un bolso en concreto. Dudamos, porque ni la conocíamos ni es nuestra política de empresa. Pero vimos su estilo y nos gustó. Así que le mandamos el Kinchaku”, recuerda Laura Riera, fundadora de The Sant.
El look de la influencer británica captó la atención de los fotógrafos que aquellos fríos días de febrero cubrían el street style de la Semana de la Moda de París y las fotos con el bolso empezaron a circular. Et voilà! Muchas fashionistas le echaron el ojo al Kinchaku porque es francamente especial: una elegante baguette rígida, de piel de primera calidad y con una original asa rizada a tono. “Todo esto nos dio un empujón y empezamos a salir en prensa internacional”, relata Riera, que también vio como poco a poco la cuenta de Instagram iba sumando seguidores.
El día que recibimos un email de Net-a-Porter interesándose por nuestra marca, mi compañera y yo gritamos como locas
Laura RieraFundadora de The Sant
Pero la bomba no estallaría hasta unas semanas después. Empezaba otro día cualquiera en su pequeña oficina de Barcelona y de repente entró un email en la bandeja de entrada. “Aquí sí que gritamos mi compañera y yo como locas. Fue increíble. Nos habían escrito desde Net-a-Porter porque estaban interesados en nuestra marca y querían que les mandáramos la colección entera a Londres para valorarla. Y claro, esta vez no nos lo pensamos dos veces. Fue muy pero que muy emocionante”, rememora Riera.
Todavía lo fue más la respuesta de Net-a-Porter unas semanas más tarde: estaban dentro de la plataforma virtual especializada en marcas de lujo. “A partir de aquí se estableció una relación y para una marca pequeña como la nuestra significó una ventana al mundo. Nos han ayudado a darnos a conocer y la confianza que han depositado en nosotros es una motivación para seguir creando”, afirma Riera.
A día de hoy los bolsos de The Sant se venden en templos de la moda de Londres, París, Doha, Kuwait, Kiev…
El efecto Net-a-Porter fue instantáneo: boom de seguidores en Instagram, influencers que no conocían luciendo sus bolsos y, lo más importante, cascada de emails de buyers internacionales. Y es por eso que a día de hoy los bolsos de The Sant también se venden en templos de la moda de Londres (Browns), París (Monnier Frères), Doha (Lafayette), Kuwait (Harvey Nichols), Kiev (Sanahunt)…
Laura Riera, una arquitecta que ama la piel
El escultor Richard Serra y el artista Kazimir Malevich, la dualidad del blanco y el negro y mucha geometría. La primera colección de The Sant fue una declaración de intenciones. “Soy muy minimal. Fíjate como voy vestida. ¡No puedo hacer otra cosa! Cuando diseño siempre visualizo en blanco y negro, es la mejor manera que tengo para conceptualizar una idea”, explica Laura Riera, que antes de fundar The Sant trabajó en un despacho de arquitectura e interiorismo, lugar en el que se enamoró de la piel e intuyó su potencial.Hace dos veranos, un viaje a Japón le impresionó tanto que quiso indagar en su cultura, su indumentaria, su arquitectura y sus rituales. Un buen ejemplo de ello es el bolso Kinchaku, convertido en el icono de la marca y que ya editan en diferentes tamaños (la versión mini cuesta 375 euros). “El concepto japonés ha estado muy presente en las últimas colecciones, pero nunca hemos renunciado al minimalismo como hilo conductor”, explica Riera. En cuanto al color, también ha ido haciendo concesiones. “Mi equipo influyó para que poco a poco fuéramos introduciéndolo, además el mercado te lo pide. De hecho, en esta colección de primavera-verano hemos utilizado por primera vez el estampado pitón”, añade. Desde la primera colección, y ya van por la sexta, la estructura rígida ha sido otra de las señas de identidad de los bolsos de The Sant. “Y así seguiremos”, puntualiza Riera. “Pero también es cierto que hemos ido introduciendo otros conceptos como por ejemplo los marcos y eso nos llevó en su momento a probar con los acolchados, que siguen en esta colección de verano. Al final, todo consiste en jugar con las texturas y los volúmenes”, asevera. Otro de sus grandes hits son las asas rizadas de piel que llevan diferentes modelos. “La prueba de que gustan y de que funcionan es que nos han avisado que una marca de fast fashion las acaba de copiar”, confiesa. ¿Hay mejor confirmación del éxito para una pequeña gran marca?
Si paras un momento y miras hacia atrás, el carrerón de The Sant abruma y más aún en tiempos de covid. “Nosotras también hemos notado el parón, como todo el mundo, pero no podemos quejarnos. Tampoco nos olvidamos de nuestros orígenes, de cuando fuimos a Ubrique a buscar taller y nadie nos quería porque éramos una pequeña marca desconocida que no podía permitirse una gran producción”, recuerda Riera sobre los inicios de The Sant, hace solo tres años. “Pero soy cabezota e insistimos, y buscamos, y rebuscamos, y al final lo conseguimos. Tenemos un taller de artesanos buenísimos en la cuna de la marroquinería de lujo”, afirma.
Tenemos un taller de artesanos buenísimos en Ubrique, la cuna de la marroquinería de lujo
Laura RieraFundadora de The Sant
También quedan lejos aquellas primeras ferias en París en las que The Sant era una nueva marca más, llena de ilusiones y con pocos contactos. “Por eso valoramos tanto a nuestros primeros clientes, en especial una boutique de Mónaco. Fueron muy valientes arriesgando por una marca desconocida. Pero lo más importante es que les convenció el producto porque es un bolso contemporáneo, minimalista, atemporal y muy bien confeccionado. Es el nuevo lujo y es la mejor inversión”, sintetiza Riera.
A día de hoy las tornas han cambiado: The Sant ya no acude a ferias, va por libre. “Si ahora mismo no estamos en un hotel de París atendiendo a nuestros clientes y mostrándoles la colección del próximo otoño/invierno es porque estamos en tiempos de pandemia y toca hacerlo online”.
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Pero siempre hay una excepción que confirma la regla. “En Barcelona tenemos una pequeña selección de bolsos en la concept store Darial, nuestro único punto de venta físico en España. Aparte, tenemos la shop online, que nos permite llegar a todas partes. De hecho, nos hace mucha ilusión que las clientas repitan. Con toda la oferta de bolsos que existe en el mundo es un orgullo que nos compren otro The Sant. Esto significa que algo estamos haciendo bien”.
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