El desfile de Alta Costura de Schiaparelli era uno de los más esperados esta Semana de la moda de París. Además de ser el primer desfile físico de la Maison desde el comienzo de la pandemia, también en este último año la popularidad de la marca ha aumentado considerablemente.
Desde que en 2019 Daniel Roseberry fichase por la firma de lujo italiana, el estadounidense ha sabido revolucionar a lo grande la Alta Costura con un discurso transgresor apoyado en el feminismo y el movimiento antiracista. Sus últimas colecciones captaron la atención del público y las personalidades del mundo de la moda, que volvieron a poner a Schiaparelli de nuevo en el radar.
Para esta colección, Roseberry se ha inspirado en cómo ha afectado la Covid-19 a la sociedad, pero de una forma diferente a la del resto de diseñadores. Cuando Omicron puso freno a nuestras expectativas de estar al final de la pandemia este invierno, Roseberry escapó al cine espacial con Dune, Prometheus, Interstellar y Arrival. Esta visión la encontramos en el nuevo desfile, que nos ha dejado prendas surrealistas que vuelven a los orígenes de Schiaparelli.
En una entrevista con WWD, Roseberry reveló que a propósito había querido ir en contra de lo que se esperaba de él y de la marca, y los resultados fueron más que espectaculares. Aunque la paleta de color fue más discreta de lo habitual, destacando el negro, blanco y dorado, sus diseños fueron todo lo contrario, con formas y volúmenes totalmente atrevidos y vanguardistas.
Aunque es una apuesta completamente diferente de lo que habíamos visto hasta ahora, se sentía familiar gracias a la inclusión de muchos de los elementos del estilo surrealista característicos de Schiaparelli, aunque esta vez con un toque de ciencia ficción y, en ocasiones, ceremonial.
"Estoy cansado de toda la artillería que lanzamos sobre la alfombra roja. Todos esos trucos de bordados, volúmenes y colores sirven para esconderte o para hacer un espectáculo algo barato. Por eso, con total honestidad, me he preguntado si realmente soy capaz de hacer algo que funcione sin recurrir a esos elementos", ha explicado el diseñador.
El director creativo pone énfasis en los vestidos joya que incluyen piezas de pan de oro de 24k. Estas las esculturas ingrávidas se doran con este material y se bordan con cabujones antiguos y cristales de finales de la década de 1930. Una de las piezas que más destaca es un corsé separado de su centro y rebosante de largas y temblorosas hebras de metal o un total look dorado que recuerda a Medusa, la gorgona de la mitología griega.
Además del oro, otro elemento principal de la colección son las plumas. En la colección podemos apreciar un tocado que recuerda a las largas plumas que decoran la cabeza de los machos de las aves del paraíso.
Por otro lado, la astronomía juega un papel muy importante en la colección gracias a la inspiración que le han dado a Roseberry las películas de ciencia ficción, apreciando accesorios de cuerpos celestes como un bolso de oro de Saturno o pendientes con grandes soles y planetas, entre otros.
Crear esta colección fue un momento catártico para el diseñador, marcando un antes y un después en su trabajo. "Diseño para que la gente sienta algo. Cuando la ropa, la artesanía, el cabello, la música y el usuario están en armonía, cuando todos intentan comunicar algo, podemos recordar por qué amamos la moda, por qué amo la moda. No es para las celebridades. No es para los gustos. No es por las críticas. Es porque, cuando se hace bien, cuando tiene algo que decirnos, puede ayudarnos a sentir lo inarticulable. Es porque todavía tiene el poder de movernos", sentenció Roseberry.