Marta Ortega Pérez no tiene un despacho en Zara a pesar de que lleva trabajando en la empresa 15 años. La hija pequeña de Amancio Ortega, de 37 años, que a partir del 1 de abril se pondrá al frente del imperio que levantó su padre como presidenta no ejecutiva, prefiere trabajar en un espacio abierto, codo con codo con el resto del equipo, y visitar casi todas las semanas las tiendas de la marca para estar cerca del corazón del negocio. En este sentido recuerda a su padre, que nunca ha tenido una oficina separada en la sede del grupo en Arteixo (A Coruña). Pero los que la conocen están convencidos de que el estilo de gestión de la futura presidenta de Inditex estará más alejado del gran hermetismo que caracterizó al fundador del grupo.
Una muestra de este cambio fue la extensa entrevista que The Wall Street Journal publicó en septiembre, la primera que Marta Ortega ha concedido (su padre nunca dio ninguna y durante años fue difícil verlo y fotografiarlo en público). “Estaré siempre donde la compañía más me necesite”, afirmaba la empresaria gallega en lo que ahora se interpreta como un anticipo de su nuevo papel en el grupo, confirmado este martes. En la entrevista con el Journal, diario de cabecera de la élite financiera, recordaba sus inicios trabajando en una tienda de Zara en King’s Road, en el barrio londinense de Chelsea. “La primera semana pensé que no iba a sobrevivir”, aseguraba. “Pero luego es como si te hicieras adicta a la tienda. Hay gente que nunca quiere irse”, comentaba en el artículo. Lo que no cuenta en esta entrevista es que, cuando fue a trabajar de dependienta sin revelar que era la hija del jefe, sus compañeras pronto se enteraron al ver el Rolex que llevaba.
Hasta ahora, Marta Ortega no había tenido un cargo formal en la empresa, aunque hace años que su nombre sonaba para suceder al fundador, de 85 años. Cuando se sitúe dentro de cinco meses al frente de Inditex (87.000 millones de euros de valor bursátil), se convertirá en la mujer más poderosa (y más joven) del club de líderes femeninas del selectivo Ibex, junto a Ana Patricia Botín, presidenta ejecutiva del Banco Santander (50.000 millones), y la exministra Beatriz Corredor, al frente de Red Eléctrica (10.000 millones).
La empresaria, nacida en Vigo el 10 de enero de 1984, ha estado vinculada desde joven a la compañía y está considerada una pieza clave de la estrategia. Fuentes cercanas a Ortega cuentan que ha hecho “casi de todo” en un grupo, en el que “se trabaja mucho en equipo”. Su labor se ha centrado durante los últimos años en la supervisión del departamento de diseño de moda de mujer, donde trabaja con la responsable de la colección, Beatriz Padín, y en el desarrollo de la imagen de marca. “Dicen que Marta es diferente de su padre, pero es que los tiempos son distintos, ella conoce más la moda y sabe cómo funcionan las redes sociales: aparece con una camiseta en una revista y al día siguiente se agota”, destaca el periodista Xabier R. Blanco, autor de un par de libros sobre Inditex (Amancio Ortega. De cero a Zara y Rosalía Mera. El hilo suelto).
Durante estos años, Zara ha hecho una importante transición: la empresa del sector de la distribución se ha acercado al ámbito de la moda, a su lado más creativo, buscando aportaciones de figuras de referencia en la industria. Desde 2017, las colaboraciones con Steven Meisel, uno de los fotógrafos de más éxito del sector, han llevado la cuidada estética de las revistas de moda a la web de Zara. Bajo su liderazgo se han puesto en marcha campañas y colaboraciones con otros reputados creativos como el director de arte Fabien Baron, el estilista Karl Templer o el cineasta Luca Guadagnino, así como el desarrollo de colecciones premium, como la lanzada recientemente junto a la cantante y actriz británica-francesa Charlotte Gainsbourg.
La futura presidenta de Inditex es, además, cliente de las grandes firmas de lujo y acude puntualmente a los desfiles de Valentino y esporádicamente a los de Narciso Rodriguez y Alber Elbaz, fallecido en abril a los 59 años por complicaciones de la covid y para el que Ortega ha editado un libro homenaje. El trabajo de otro amigo, el fotógrafo Peter Lindbergh, fallecido en 2019, protagoniza una exposición que se abre al público este sábado en el puerto de A Coruña, y que es fruto del empeño personal de Ortega. “Peter era un genio como fotógrafo, pero como persona era un ser humano estratosférico, cariñoso, paciente”, explicaba hace un par de semanas sobre la iniciativa la heredera de Inditex en un correo electrónico a El País Semanal, las primeras declaraciones a un medio en español.
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Antes de graduarse en estudios empresariales en la European Business School de Londres en 2007, Marta Ortega estudió en los jesuitas de A Coruña y cursó el bachillerato en Suiza. Le gustan los caballos y ha participado en concursos hípicos y, aunque ya no compite, tiene un equipo. Javier Díaz Giménez, profesor de IESE, destaca: “Puede que no tenga un largo currículum en estudios de gestión empresarial, pero tiene una formación específica en Inditex, sabe qué es, cómo funciona la empresa y cómo son las tiendas”. Opina que “las empresas familiares son así: alguien tiene que representar al accionista y lo importante es también conocer la cultura de la familia, y eso no se aprende en Harvard, eso lo habrá aprendido Marta Ortega de su padre”.
La reacción de los inversores al cambio en la cúpula, con una caída del 6% este martes, ha sido interpretada como una muestra del temor a la salida de Pablo Isla, uno de los ejecutivos más respetados del mundo, que llegó al grupo en 2005 y sustituyó a Amancio Ortega cuando dejó la presidencia ejecutiva en 2011. Ortega, por decisión de su padre, máximo accionista, será presidenta no ejecutiva y seguirá en principio desarrollando sus funciones actuales, además de las propias de liderar un consejo de administración. El consejero delegado será Óscar García Meceiras, que llegó a Inditex en marzo. En el artículo de The Wall Street Journal, el presidente saliente de Inditex, Pablo Isla, definía a la que iba a ser su sucesora como “humilde” y añadía que, “al mismo tiempo, tiene opiniones fuertes sobre muchas cosas”.
Xabier R. Blanco opina que “la empresa vuelve así a tener por encima, aunque sea sin poderes ejecutivos pero sí de supervisión, a un miembro de la familia, vuelve a los orígenes”. El periodista gallego resalta, además, que en la cúpula permanecen ejecutivos históricos del grupo como Carlos Crespo y Pablo del Bado, mientras recuerda que el fundador sigue yendo habitualmente a las oficinas. “Creo que es un relevo muy tutelado”, concluye.
El anuncio del nombramiento despeja las dudas sobre quién iba a tomar las riendas del grupo familiar. La alternativa podría haber sido su hermana Sandra, hija del primer matrimonio de Amancio Ortega, con Rosalía Mera. Pero hace tiempo que se daba por hecho que la elegida iba a ser Marta, fruto del segundo matrimonio del empresario, con Flora Pérez. La futura presidenta de Inditex fue la que consiguió hace años sacar del ostracismo a su padre, que sobre todo en sus comienzos ha querido mantenerse al margen de la vida pública. Con ella apareció el día de su primera boda, con el jinete Sergio Álvarez Moya, en 2012; en la fiesta-homenaje que ella organizó, con dj incluido, y con los empleados, cuando el fundador cumplió 80 años en 2016; y en su segunda boda, con Carlos Torretta, vinculado también al mundo de la moda (ahora trabaja en Inditex) e hijo del diseñador Roberto Torretta. Todo un cambio social para un multimillonario como Amancio Ortega cuya primera foto no apareció en el informe anual de la compañía hasta 2000.