BREXIT
Boris Johnson no suspenderá de momento los pactos del Brexit sobre Irlanda del Norte
RAFAEL RAMOS
Londres. Corresponsal
Recular : ir hacia atrás (dicho de una persona: ceder de su dictamen u opinión). Frenar : moderar o parar con el freno el movimiento de una máquina, moderar los ímpetus. (Diccionario de la Rea Academia Española).
Eso es lo que hizo ayer el Gobierno de Boris Johnson después de varias semanas de amenazar (“dar a entender con actos o palabras que se quiere hacer algún mal a alguien, dar indicios de estar inminente algo malo o desagradable”). En este caso, la amenaza consistía en invocar el artículo 16 de los acuerdos del Brexit y suspender unilateralmente el Protocolo de Irlanda del Norte, que regula el tráfico de mercancías entre la provincia y el resto de Gran Bretaña e impone controles aduaneros para preservar el mercado único. A lo cual la Unión Europea había respondido con otra, la de establecer tarifas e incluso romper el tratado comercial suscrito.
Mientras Bruselas ofrece soluciones prácticas, Downing Street pone el énfasis en la filosofía del Brexit
Pero tras mucho ruido de sables, como ha sido desde el principio tónica habitual en el Brexit, Londres no se ha atrevido de momento a apretar el botón nuclear, y Bruselas ha respondido en consecuencia. El primer ministro Boris Johnson se encuentra debilitado políticamente por el último escándalo de corrupción en el Partido Conservador (los segundos sueldos que cobran muchos diputados haciendo lobby para empresas), y por su intento de romper flagrantemente las reglas para ayudar al diputado euroescéptico Owen Patterson, así que por el momento ha decidido no abrir un nuevo frente que habría distraído la atención de sus problemas, pero con graves complicaciones prácticas y económicas.
Las conversaciones para modificar el Protocolo de Irlanda del Norte se trasladarán ahora para un quinto asalto a Bruselas, con una oferta mejorada de la UE para reducir o eliminar los controles aduaneros a medicinas y algunos alimentos, y la insistencia británica en que los Tribunales europeos no tengan jurisdicción a la hora de resolver las disputas. Los unionistas norirlandeses están muy molestos con la existencia de una frontera virtual en el Mar del Norte para impedir que haya una dura con la República, porque hace más fácil el comercio con Dublín que con Inglaterra, Gales y Escocia, y piensan que es un paso hacia la reunificación de la isla. Paramilitares armados han quemado cuatro autobuses en lo que va de año, el último la semana pasada.
Los respectivos negociadores, el belicoso Lord Frost y el vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic, adoptaron ayer un tono más optimista en sus declaraciones a la prensa tras concluir la cuarta ronda de contactos. Londres había sugerido que podría invocar el artículo 16 y romper la baraja al concluir la cumbre del cambio climático de Glasgow, y todavía no descarta que pueda hacerlo si no hay concesiones por parte de Bruselas en el tema de la jurisdicción de sus Tribunales (pide un arbitraje independiente). Pero el énfasis ha pasado, al menos en parte, de la confrontación a la busca de soluciones.
“Ha habido un muy necesario cambio de tono por parte británica que espero que se traduzca en beneficios tangibles para los habitantes de Irlanda del Norte”, dijo Sefcovic. La UE ofrece ventajas prácticas (menos controles), mientras Londres pone el énfasis en la filosofía del Brexit. Lo cual es lógico dado que, según su ex asesor Dominic Cummings, hasta hace poco Boris Johnson no entendía lo qué era la unión aduanera.
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