En algunos de sus arranques mesiánicos, Kanye West se equipara con Dios y últimamente es un poco verdad que lo es porque, como él, está en todas partes. El rapero es el miembro del clan Kardashian que más titulares acapara en los últimos meses. En mayo habló sobre su ingreso psiquiátrico tras el asalto que su mujer, Kim Kardashian, sufrió en un apartamento de París, concedió una polémica entrevista en la que mostró su apoy a Trump, habló sobre la esclavitud en términos que ofendieron a muchos de sus fans, sorprendió con sus arranques en Twitter y a principios de junio reveló en las letras de su nuevo disco que padece transtorno bipolar y que ha tenido ideas suicidas.
Está claro que 2018 será un año que West marque con rotulador negro en el calendario de su vida. Y eso que es uno de los más prolíficos de su carrera. Además de triunfar con su firma de moda y las colaboraciones que hace con diferentes diseñadores, ha publicado su octavo disco, 'Ye', y ha colaborado en otros con Kid Cudi, Nas, Pusha-T y Teyana Taylor. Si Kanye está bajo mínimos, esto no se refleja en su horario de trabajo.
Artículo recomendado
Kanye West habla, por fin, de lo que provocó su ingreso psiquiátrico en 2016
Con motivo de la presentación de su disco, con un mega evento con fans en Wyoming, West ha dado una reveladora entrevista en The New York Times en la que vuelve a hablar de una de las etapas más difíciles de su vida: los meses posteriores al asalto de Kim en París, que tuvo lugar en octubre de 2016 y en el que cinco encapuchados entraron en el apartamento de la celebrity y, a punta de pistola, la ataron y amordazaron y dejaron en la bañera mientras le robaban joyas valoradas en nueve millones de dólares entre las que estaban sus dos anillos de compromiso. El sustazo que se llevó Kanye fue tal, que le provocó una crisis nerviosa que le obligó a cancelar la mitad de su gira de conciertos. Y de ahí cuesta abajo, ya que el rapero ha reconocido que desde entonces padece ansiedad y se sumió en una depresión que preocupó tanto a su mujer, que contrató a un 'coach' emocional para sacarlo del hoyo.
Resulta que un día Kanye abrió la puerta de su casa y se encontró en la puerta a Tony Robbins, uno de los oradores motivacionales más famosos de Estados Unidos que cuenta entre sus clientes con celebrities, políticos y, ahora, los Kardashian. Un máster de negocios de cinco días de este orador cuesta diez mil dólares.
Kim podría haber recurrido a Caitlyn Jenner, su madrastra, que antes de su transición, cuando era Bruce Jenner, recorría todo el país dando discursos motivacionales. Esta era su única fuente de ingresos mientras su entonces mujer, Kris Jenner, amasaba su fortuna montando el imperio Kardashian alrededor de sus hijas. Pero las relaciones entre Caitlyn y las Kardashian están rotas, así que Kim recurrió a este hombre que, entre sus técnicas para superar ansiedades y miedos, está caminar descalzo sobre brasas. Ye no tuvo que quitarse las Yeezy en ningún momento, pero ha explicado que Robbins le hacía saltar y gritar por su casa "para sentirse como un guerrero". "Me daba corte gritar y que me escucharan la niñera y la chica que trabaja con nosotros", recuerda Kanye, que también ha confesado que Robbins le encontró "muy medicado y con la autestima fatal".
El rapero confiesa que ahora intenta no medicarse, pese a que le han diagnosticado transtorno bipolar. "Intento tomar solo una pastilla a la semana", dice. También confiesa que temió que su mujer perdiera la paciencia con él y le dejara de una vez: “Tras la entrevista en TMZ, una semana después, sentí que mi energía estaba baja, llamé a diferentes miembros de la famili y les pregunté: "¿Piensa Kim en dejarme?", ahí sí hubo una conversación real".