En febrero de 2020, este organismo envió a Medio Ambiente un informe de compatibilidad que fue contestado en julio del mismo año solicitando una propuesta para el traslado de la veintena de ejemplares de coral, un proceso que técnicamente se llama translocación. Además, la Dirección General de Costa y el Mar remitió el proyecto a la Dirección General de Biodiversidad, Bosques y Desertificación, que depende del mismo Ministerio, de cuya aprobación está actualmente pendiente el proyecto.
Nueva ubicación
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La propuesta incluye, según Autoridad Portuaria, que estos ejemplares de coral, cuyo nombre científico es Cladocora caespitosa, sean reubicados en otra zona del puerto de Maó donde podrán sobrevivir sin ser objeto de modificaciones. El proceso consiste en mover las rocas donde yace este organismo o picarlas con el fin de no tener que arrancarlo.
Cuando se descubrió que las obras de Cala Corb habían cambiado de rumbo y en lugar de construir una pasarela de madera volada se estaba acometiendo un tramo de muelle de hormirgón, el GOB solicitó consultar el proyecto de licitación. Esto desencadenó que Autoridad Portuaria paralizara las actuaciones, y se solicitara una valoración ambiental al Instituto Oceanográfico, que determinó que se habían producido afectaciones sobre el medio marino y la eliminación de parte de la colonia de coral. En cuanto a este especie, es la única endémica del Mediterráneo con capacidad para formar arrecifes.
La obra, que contempla la construcción de un muelle peatonal de unos 400 metros de largo y 2,5 de ancho, también tuvo que suspenderse durante los meses de verano de 2019 ante las quejas de los hoteleros por los ruidos de la maquinaria de construcción.