Nuestra atmósfera - Grupo Milenio
En el horror no existe responsabilidad abstracta y señalarla fuera del presente es un acto más en favor de la impunidad. Si un recién nacido es exhumado para ingresar su cadáver a una cárcel, cuando periodistas o activistas son asesinados, la incapacidad de protegerlos arroja en la tutela del Estado la mayor deuda. Sólo en la negación se tiene cualquier problema con el reclamo de una realidad por encima de ella.
Vimos a la segunda administración panista hacer de la violencia su bandera. Al último gobierno priista ondear la propia en la corrupción, a pesar de amplificar la barbarie previa. La etiqueta no descansa en el acumulado sino en una característica endémica, por eso la suma de males evita la transferencia de identificación sexenal. Ahora, en Palacio reina la abdicación de todo principio con un gobierno que hace de la impunidad su marca. Todos se regodearon, el actual la domesticó.
La impunidad es una atmósfera capaz de borrar las jerarquías del daño. Permite la ausencia de responsabilidades desde Tlahuelilpan y hacia las víctimas de la enfermedad; que se defienda a Salmerón y su futuro diplomático dependa más de Panamá que del interés por lo decente.
Porque importa señalar el pasado antes que evitar su repetición, la impunidad se vuelve a institucionalizar con el anuncio de una pasarela de detenidos que disfraza la ausencia de derecho con su versión circense. No hay intención de verdad cuando un país se conforma con los humores de la plaza. Al ver la impunidad como la mera carencia de sentencias, prescindimos de la rendición de cuentas y de los procesos que hacen justicia y democracia.
La adjudicación de banderas a los gobiernos tiene dos funciones, marcar límites sociales y definir las rutas de confrontación política.
Heavy on self improvement. Continuously learning how to become a better, well rounded person excites me.
— Jye Dorsett Tue May 11 23:19:38 +0000 2021
Durante tres años la comentocracia más frívola ha insistido en la falta de lo que llaman, una narrativa de frente a la presidencial, como si los hechos carecieren de algo. Si nuestros políticos fuesen menos pequeños, nuestros medios y clase intelectual menos indulgentes, la impunidad puede ser su punto de partida.
Poco hemos olvidado más que el gran objetivo del combate a la impunidad: construir garantías para impedir la frecuencia del horror.
Maruan Soto Antaki
@_Maruan
