La hija de Carolina de Mónaco ha unido en una salida en el desfile sus dos grandes aficiones: la moda y la equitación. El Grand Palais de París, sede habitual de los desfiles de la casa que fundó Coco Chanel el siglo pasado, ha sido escenario de un show que se recordará durante años: sobre un caballo, ha lucido un look negro con chaqueta de tweed y botones dorados.
Carlota se ha convertido así en la imagen de una idea que ha sido el eje de la colección ideada por Virginie Viard, que se ha inspirado en los paseos ecuestres, un mundo que le ha servido para crear prendas de líneas puras.
No es esta la primera colaboración de la princesa monegasca con la maison francesa, de que la que es embajadora, modelo en varias ocasiones y con la que organiza unos encuentros literarios en la sede de la rue Cambon.
Pero no es ella la única royal que se sube a la pasarela. Hace unos días, el príncipe Nicolás de Dinamarca, hijo de Joaquín y de su primera mujer, Alejandra de Frederiksborg, hacía lo propio en el desfile masculino de Louis Vuitton, donde impactó con una gran capa rosa.
Marcas de lujo como Dior o Burberry ya habían requerido los servicios del príncipe danés, un atractivo joven que se declara "abierto a todas las posibilidades" y no descarta dedicarse plenamente a la moda, aunque afirma que uno de sus sueños es "estudiar en el extranjero".
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