Si Julio César hubiera nacido en el siglo XXI sería mujer, se llamaría Rigoberta Bandini y hubiera conquistado Benidorm antes que Las Galias. ¿Quién quiere ir al país de la Ilustración pudiendo ir a la ciudad del Imserso? El caso, que la catalana llegó, vio y venció en la segunda semifinal. Sin medias tintas. Se plantó con gafas de sol, vestido nupcial y ya podría haber bajado el mismo Dios porque la victoria estaba hecha.
Lo dijo el jurado, lo dijo el público y aún no sabemos por qué no lo dijo el jurado demoscópico que eligió a Gonzalo Hermida, encerrado en una habitación de hotel por un positivo en Covid. Tampoco está mal que el pobre muchacho se lleva una alegría. Casi tan grande como la de Paula Ribó -Rigo para sus amigos, que ya somos todos- cuando la suma de votos ascendió hasta 111, uno más que Chanel, ganadora por sorpresa de la primera semifinal, para ser la cantante más valorada de la final.
Hasta allí irán con ella Rayden (90 puntos), Xeinn (81) y Gonzalo Hermida (76) sin pisar el escenario, no le quitemos tampoco sus méritos. Marta Sango, Javiera Mena y Sara Deop, lo sentimos, pero no cruzáis la pasarela. Perdón, ha sido un pequeño error por el parecido estético. Esto no es Operación Triunfo, es el Benidorm Fest. Vamos, que no pasáis a la final.
"¿Qué tengo que contarles ahora?". La frase podría salir de quien está escribiendo esto pero la pronunció Rigoberta Bandini cuando le pidieron que convenciera al público de por qué tenían que votarla. Ya lo había hecho antes el escenario, teta gigante incluida, no le hacía falta decir nada más. Pero aún así, lo dijo. Y bien. "Queremos que Europa celebre los cuerpos, la libertad y la vida. Vivan las mamas, las mamas y las mamas". Nada más que añadir.
Bueno, sí, que desde hoy gran parte de España es tetacentrista gracias al globo terráqueo gigante en forma de pecho que apareció por el escenario cuando los fuegos artificiales iluminaban el baile tribal que Rigoberta hacía con su banda familiar. Básicamente su marido y sus dos primos.
También recurrió a los fuegos como reclamo Xeinn y no le salió mal para llegar a la final pese a la historia de amor un tanto creepy de dos postadolescentes metidos en una especie de cama elástica con mosquitera veraniega. Pero no se le puede negar que tuvo Eco y tanto el público como el jurado lo apreciaron.
No fue así con la estética de power ranger multicolor con la que Marta Sango y su banda aparecieron por el escenario del Benidorm Fest. No parece fácil conseguir bailar con un par de punzones apuntando a ambos lados del cuello mientras tratas de mantener una coreografía y cantar al mismo tiempo. Ir a Eurovisión está bien, pero seguir vivo es mejor.
Tampoco tuvo mucha suerte Javiera Mena en su intención de "lesbianizar a toda Europa" subida en una plataforma llena de cables para darle ese tono electropop que por un momento hizo resucitar el espíritu de Chimo Bayo en la Comunidad Valenciana. Alabado sea, Chimo. Pero ni el jurado ni el público parecían tener muchas ganas de traer el bacalao de vuelta ni de lesbianizarse esta noche.
Tenían bastantes más ganas de darse un paseo por la Calle de la llorería junto a Rayden, seguramente a nivel realización la actuación más refinada. Pero es que le tocó salir después de Rigoberta, ligero detalle. Aún así su rap -si podemos encuadrar este tema en ese género- reivindicando la nueva masculinidad no se quedó corto en apoyos. Los tuvo sobre todo en el jurado y en el público.
Porque el jurado demoscópico -tremendo concepto- decidió que su apuesta iba a ser por Gonzalo Hermida al que el Covid impidió salir de su habitación y cuyo videoclip pareció convencer a la representación de los españoles. Si TVE acaba recuperando el Benidorm Fest para que gane una persona encerrada en una habitación estaríamos posiblemente ante el mayor trolleo de la historia. Pero con este país nunca se pueden saber los límites.
Tampoco se pueden saber con Sara Deop a la que sus 19 años le jugaron una mala pasada sobre el escenario. Llegaba a la ciudad alicantina como la más joven y se va con una actuación difícilmente defendible a nivel vocal y estético. Le quedan años para mejorarlo porque el sábado no volverá a pisar el escenario del palacio de los deportes de Benidorm.
Ese sitio está reservado para Tanxugueiras, Chanel, Gonzalo Hermida, Rayden, Xeinn, Varry Brava y Blanca Paloma. Y, sobre todo, para Rigoberta Bandini. ¿Quién puede derrocarla? Porque a Julio César lo consiguieron entre todos. Que esperen a los idus de marzo. De enero, en este caso.
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