Suena 'Se nos rompió el amor'PorRAFAEL MUÑOZ(@munoz_rafa)
Llevamos unos años alabando a los diseñadores de todo el planeta por contar con todo tipo de modelos para sus desfiles. Hemos hablado de diversidad, inclusividad y cuerpos no normativos para celebrar que había terminado la dictadura de los cuerpos que antes llamábamos perfectos. Hasta ahora. La casa Saint Laurent, capitaneada por Anthony Vaccarello, ha roto con este 'pacto' y ha contratado a modelos muy delgadas, casi famélicas en algunos casos, y ha vuelto a poner sobre la mesa el drama de la anorexia. No es nada nuevo en la casa. El propio Yves Saint Laurent era un férreo defensor de los cuerpos delgados. "No creo que la mujer moderna sea una mujer de redondeces. La mujer de hoy tiene huesos, es puro nervio", dijo en 1966. Hoy, 55 años después, sus palabras retumban en París.
El mono destierra al vestido
La colección necesitaba ese tipo de cuerpos: todas las prendas son minúsculas o se aferran al cuerpo. Todas las siluetas son rectilíneas y los patrones tienden a la verticalidad. No hay volumen y quedan desterradas las mangas abullonadas, los volantes y las faldas con vuelo: cada prenda parece ser una segunda piel y otras veces la prenda se corta, raja o abre para que se vea la piel. Los vestidos 'cut out' están de rabiosa actualidad pero Yves Saint Laurent ya los diseñaba así en los 90. Ahora se revisan, igual que los escotes en uve, vertiginosos, tanto en la parte delantera como en la espalda. Al maestro le encantaban y fueron una constante en muchas de sus colecciones.
El desfile quiere vender un nuevo sexy pero... no lo consigue. Los monos son protagonistas de una colección que juega a tapar y destapar el cuerpo, y llevan la parte superior con escotes diferentes, halter, cruzado, balcón...Se apuesta por tops de dos bandas recogidos por delante con las piezas de metal que son las iniciales de la firma, una pieza que solo cubre el pecho y el ombligo. Los pantalones van más allá del 'pitillo' y se convierten directamente en mallas. Tan solo las chaquetas ocultan las formas del cuerpo, porque llevan los hombros anchos y muy marcados.
El mono destierra al vestido en la noche, pero Vaccarello, consciente de lo que necesitan las celebrities en las alfombras rojas, no se olvida de ellos y los dibuja con escote palabra de honor o con generosas transparencias en la parte superior.
No a los bordados
Hay muchos guiños al legado de Yves Saint Laurent, al esmoquin que lanzó en 1966, por ejemplo. Ahora lo vemos con la chaqueta de dos botones, pantalones que ocultan los zapatos y chaquetas que llevan los hombros potenciados con un tejido más intenso. Lo vemos también convertido en vestido y, por supuesto, en mono. También hay guiños en las transparencias, que el maestro propuso en 1968, a los vestidos asimétricos que caen con fluidez hacia el suelo. Y a las flores, al negro, al rojo, al naranja, a esa masculinidad tan femenina que Yves subliminó.
Los tejidos mate dominan una propuesta que destierra los bordados y las aplicaciones, y en la que se da protagonismo a los complementos: bolsos tipo cartera que se llevan dentro del pantalón, un tanto 'macarra de luxe', pendientes de aro grandes con el logo de la casa y otros con formas geométricas, zapatos de altísimos tacones, gafas de sol muy oscuras, cinturones en colores que contrastan con las prendas, guantes...
El denim pide paso en una colección extremadamente sofisticada. Los vaqueros se llevan con el talle alto, sin rotos, sin marcas... sencillos y con un toque setentero. Eran la prenda preferida de Yves Saint-Laurent. "Desearía haber inventado yo los pantalones vaqueros. Son la prenda más espectacular, la más práctica, la más relajada y desenfadada. Los vaqueros poseen expresión, modestia, sex-appeal, sencillez", dijo el maestro. Y esta definición de los tejanos viene muy bien para describir el espíritu de esta colección, a veces desenfadada, a veces sencilla, a veces sexy... pero, eso sí, nunca modesta.
Un guiño a España
Yves adorada España y estaba enamorado de la estética de los toreros y el flamenco. La colección de primavera y verano de 1977, se llama 'La Española', y en ella se versionaron las chaquetillas toreras y se utilizaron mantones de flecos. Y dos años más tarde, en 1979, propuso capotes a modo de abrigo. Hoy 'lo español' no se ve, se oye. Vaccarello 'pinchó' la versión del 'Se nos rompió el amor' de Rocío Jurado que hicieron Bernarda y Fernanda de Utrera para Tacones Lejanos. Rossy de Palma y su hija Luna vieron el desfile desde la primera fila, y aplaudieron la colección y, por supuesto, la banda sonora que une tanto a su amigo Pedro Almodóvar. Otros de los invitados han sido Talia Ryder, Georgia May Jagger, Carla Bruni, Rose Park, Beatrice Dalle, Charlotte Gainsbourg, Chase Hudson y Farida Khelfa, mítica modelo de Yves Saint Laurent.
La firma Saint Laurent no hacía desfile desde marzo de 2020, cuando la pandemia del coronavirus era prácticamente un rumor en París y los franceses se burlaban de los que venían de la Semana de la Moda de Milán con mascarillas. El rumor dio paso a la pesadilla y la moda dejó de ser lo que era. Giorgio Armani pegó un golpe en la mesa para salirse del 'sistema' y Saint Laurent se bajó de la pasarela oficial para tener su propio calendario, haciendo sus desfiles en lugares. Ahora vuelve a casa y qué mejor forma de hacerlo que junto a la Torre Eiffel, la invitada de lujo al desfile. Antes vimos el desfile de Dior, con su gran apuesta por los años 60 y la minifalda.