PASARELASLa Semana de la Moda más importante de Escandinavia sube el listón de la sostenibilidad: da inicio a un nuevo plan de acción que impondrá a sus diseñadores 17 requisitos mínimos de aquí a 2023
Por Emily Chan
Si bien la moda por fin ha comenzado a reconocer su impacto nocivo sobre el planeta, la Semana de la Moda de Copenhague va un paso por delante en la asunción de responsabilidades. Como parte de un ambicioso plan de acción en tres años, la de Copenhague será la primera Fashion Week importante en garantizar que sus firmas toman cartas en el grave asunto de la sostenibilidad. “Estamos en medio de una cris climática, de modo que hay que actuar ya y con urgencia”, dice para Vogue Cecilie Thorsmark, CEO de la Copenhagen Fashion Week.
El primer paso consiste en reducir el impacto medioambiental de la propia semana de la moda. Ya se han prohibido las botellas de plástico de un solo uso y se están compensando todas las emisiones de carbono de la operativa, con el objetivo final de reducir a cero los residuos para 2023.
La segunda parte, más ambiciosa, de la estrategia es obligar a las marcas a adoptar rigurosas políticas de sostenibilidad. Para 2023, la Copenhagen Fashion Week garantizará que todos sus diseñadores cumplen al menos con 17 requisitos mínimos de sostenibilidad, entre los que se incluye usar textiles con al menos un 50 por ciento de materiales con certificación orgánica, reutilizados o reciclados en todas sus colecciones; emplear packaging exclusivamente sostenible; o que los escenarios de sus desfiles generen cero residuos.
Un vehículo de cambio
“La idea es ver cómo nosotros, como semana de la moda, podemos utilizar la plataforma para involucrar activamente a la industria y liderar el cambio”, explica Thorsmark. “Lo más importante de todo es investigar cómo podemos acelerar la transición de las marcas hacia un funcionamiento sostenible”.
La firma danesa Carcel –que se nutre de materiales naturales y que da empleo a presas de Perú y Tailandia para la confección de sus prendas– utilizó su debut en la pasarela de Copenhague para, precisamente, acelerar esta conversación. Mostrando su rechazo al formato tradicional de desfiles, la etiqueta no enseñó físicamente la ropa, sino que optó por una instalación de vídeo que ponía de manifiesto los asuntos clave que afectan a la industria. Al final de su puesta en escena, se animaba a los invitados a ocupar la pasarela para resaltar el papel activo que han de ejercer de cara a un verdadero cambio.
“Necesitamos iniciar una nueva conversación en la moda; lo que se está hablando ahora mismo, no es en absoluto suficiente”, explica Verónica D’Souza, fundadora de Carcel y miembro del consejo asesor de la Copenhagen Fashion Week, en tanto a su decisión de probar un nuevo formato. “¿De qué tratarán en el futuro las semanas de la moda? ¿Se centrarán siempre en los productos? Creo que también deberían hablar del proceso en sí. Nosotros compartimos imágenes de nuestra producción en las cárceles de mujeres; usamos la plataforma para transmitir nuestra filosofía de marca”.
La necesidad de un enfoque más holístico
Aunque hoy ya pocas marcas eluden el tema de la sostenibilidad, para la Semana de la Moda de Copenhague es crucial que las marcas participantes presenten un enfoque de 360 grados. “Hay marcas por ahí que proclaman que son sostenibles y a lo mejor solo usan algún que otro tejido sostenible”, remarca Thorsmark. “En este mundo, hay que enfocar la sostenibilidad de una manera holística. No te deberías considerar una firma sostenible hasta que no revises activamente toda tu cadena de valores”.
Baum und Pferdgarten es una de las firmas que sí ha reformado en detalle todas sus políticas sostenibles en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas. Esta temporada, el 50 por ciento de las piezas de su colección provienen de fuentes sostenibles, con la intención de alcanzar el 65 por ciento para 2024. “Queremos que el público sepa dónde producimos, cómo producimos y con qué tejidos”, explica Rikke Baumgarten, cofundador de la firma. “No es fácil, pero es posible conseguir una industria más ecológica. Todo el mundo sabe que simplemente no es viable seguir funcionando como hasta ahora”.
Por su parte, la firma Ganni –que para su pop-up de esta temporada confió a una serie de creativas que confeccionaran piezas a base de reciclar o reformar prendas preexistentes– se esfuerza por garantizar un enfoque sostenible en todos sus frentes. Alrededor del 70 por ciento de la colección se realizará con materiales responsables y/o reciclados, y solo una vez que se haya contabilizado el volumen de pedido. “En todas las áreas del negocio, nos comprometemos cada día a tomar decisiones más responsables, ya sea investigar nuevos materiales o mapear nuestra cadena de suministro en la mayor medida posible”, declara Nicolaj Reffstrup, fundador de Ganni y miembro del consejo asesor de la Copenhagen Fashion Week.
Predicar con el ejemplo
En última instancia, la Semana de la Moda de Copenhague aspira a animar con su ejemplo a que otras fashion weeks insten a la industria a tomarse en serio la sostenibilidad. “Las semanas de la moda son muy importantes porque reúnen a toda la industria”, expone D’Souza. “Pero creo que tenemos que redefinir su enfoque. Es primordial que asumamos nuestra responsabilidad, empezar a hablar de nuevos modelos de negocio y abordar los problemas que rodean a la industria. Más que nunca, tenemos que usar esta plataforma para compartir nuevas ideas y visiones de hacia dónde queremos ir ahora”. “Todas las fashion weeks, grandes o pequeñas, deberían exigir unos niveles mínimos de sostenibilidad a las marcas participantes”, añade Thorsmark. “Si queremos repercutir a nivel global, no debería ser solo cosa de la Copenhagen Fashion Week”.
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