Francia considera que la única manera de hallar una solución a las cada vez más numerosas y peligrosas travesías marítimas en el canal de la Mancha es que el Reino Unido y la Unión Europea alcancen un acuerdo migratorio pos-Brexit. De un pacto de readmisión de migrantes sin más, como propone Londres, ni hablar porque, según dice París, Europa no puede ser un “supletorio” de la política migratoria británica. Lo que el Gobierno de Boris Johnson debería hacer es abrir una “vía legal de inmigración” que permita a quienes quieren buscar una vida mejor en tierras británicas hacerlo de manera segura.
Así se lo explicará el primer ministro francés, Jean Castex, a su homólogo británico en una carta que debería llegar al 10 de Downing Street este martes y que París espera no aparezca en las redes sociales, como la última misiva de Johnson al presidente Emmanuel Macron, que creó un gran malestar en un Gobierno francés. París pide “seriedad” en las negociaciones de una cuestión tan sensible.
“Lo que queremos es un acuerdo equilibrado entre el Reino Unido y la UE que responda a todos los problemas, (…) un acuerdo que abra las vías legales de inmigración en Gran Bretaña”, dijo este lunes el ministro del Interior, Gérald Darmanin, en una rueda de prensa en París. Las cifras, aseguró, respaldan su línea de argumentación: aunque el 60% de los migrantes que llegan a la costa francesa para tratar de alcanzar la británica tienen derecho a pedir asilo en Europa, menos del 5% lo hace. “Cabría preguntarse por qué no lo hacen, se lo proponemos, pero quieren hacerlo en Inglaterra”, dijo Darmanin. Pero, agregó, Londres no parece estar haciendo su trabajo: “Constatamos que hay 30.000 demandas de asilo en el Reino Unido; en Francia son 150.000. Londres no hace su parte”.
El naufragio de la semana pasada, que dejó al menos 27 migrantes muertos, ha supuesto un punto de inflexión en el pulso migratorio —uno de tantos— que mantienen Londres y París desde hace meses. Ante las acusaciones británicas de que los franceses no hacen lo suficiente para impedir las travesías marítimas en embarcaciones precarias, París responde que este fenómeno, que ha vivido un gran incremento desde que se reforzó la seguridad en el Eurotúnel y en los puertos, requiere de negociaciones serenas y sin “instrumentalizaciones” políticas, como considera que hace Johnson.
En un nuevo envío de la pelota al campo británico, el Gobierno francés, que celebró este lunes un consejo de defensa y de seguridad nacional centrado en la crisis migratoria del canal, estableció sus “líneas rojas inaceptables”. Estas implican un rechazo claro a las propuestas lanzadas hasta ahora por Londres —readmisión de migrantes, patrullas franco-británicas en las playas francesas y devoluciones en el mar— y demuestran las dificultades de una negociación pos-Brexit.
El acuerdo que se necesita “no puede ser un mero acuerdo de readmisión” en suelo europeo de migrantes llegados a territorio británico —más de un millón en situación irregular, según Londres— porque “no se trata de un acuerdo unilateral”, insistió Darmanin. “El Reino Unido no ha salido del mundo, aunque se haya salido políticamente de Europa (…). Nosotros no podemos ser un supletorio de la política británica”, subrayó el ministro del Interior francés, que el domingo acogió en Calais a los responsables migratorios de Alemania, Bélgica, Países Bajos y la Comisión Europea para tratar el tema. De la cita fue excluida la ministra de Interior británica, Priti Patel, después de que Johnson hiciera pública su carta a Macron reclamando la readmisión de los migrantes que lleguen a su territorio.
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“Cuando no haya dobles discursos y se discuta con espíritu serio, Francia está dispuesta a retomar rápidamente las conversaciones con el Reino Unido”, dijo Darmanin.
A la espera de una respuesta de Londres, París ha anunciado este lunes que duplicará los efectivos de la oficina dedicada a la lucha contra la inmigración clandestina y que se centrará en las redes de traficantes de personas. La idea, ha explicado Darmanin, es aplicar la misma táctica que en la lucha contra las drogas, creando “antenas” en las regiones más afectadas y organizando equipos que incluyan a magistrados y funcionarios de Finanzas capaces de desmantelar unas redes que se extienden por los países vecinos y también están organizadas en parte al menos desde el Reino Unido.
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