Incluso antes de que nuestra libertad de movimiento se viera limitada por las restricciones pandémicas, la moda ya había empezado a interesarse por el movimiento. En el curso de estos últimos años, los coreógrafos han pasado a tener un papel clave en los sets de las sesiones de fotos y entre bambalinas en los desfiles de moda.
Uno de los pioneros en el ámbito de la dirección de movimiento en la industria de la moda fue Stephen Galloway, nacido en Tennessee, quien, tras casi dos décadas como primer bailarín en el Ballet de Fráncfort, bajo la dirección de William Forsythe, enseña su técnica de clásico a las grandes modelos de todo el mundo, como Kate Moss o Anja Rubik. Hoy es uno de los muchos coreógrafos de la moda. Cada uno ha llegado al sector de forma diferente y entiende a su manera el papel que desempeña en este mundillo.
Hemos hablado con ocho directores de movimiento para descubrir qué hay detrás del nuevo ritmo de la moda.
Saul Nash
El coreógrafo de 28 años fundó su firma de moda homónima en 2018 después de graduarse en el Royal College of Art de Londres y debutó en la Semana de la Moda Masculina de Londres de primavera-verano 2020. Aparte de encargarse de la dirección de movimiento de sus desfiles, ha colaborado con diseñadoras como Bianca Saunders o músicas como Neneh Cherry y Shygirl.
¿Qué habilidades hacen falta para ser un director de movimiento que triunfe en la moda?
“La ropa se centra en el cuerpo, por lo que entender cómo guiarlo o dirigirlo para generar una emoción o un gesto concreto es importante. Siempre me imagino a la persona que verá la imagen y cómo se verá reflejada en quien lleva la prenda. A veces, el movimiento es una parte tan fundamental del concepto que el diseño no puede cobrar vida sin él. En otras circunstancias, el movimiento es un engranaje más del mecanismo que materializa la visión del fotógrafo o del director; el público, a veces, ni siquiera es consciente de que ha habido dirección de movimiento”.
¿Qué piensas de que cada vez haya más directores de movimiento en el sector de la moda?
“La industria se está dando cuenta de que el movimiento tiene el poder de llevar las imágenes a otro nivel. Hay una distinción clara entre coreografía y movimiento: la primera es una secuencia de pasos en el contexto de la danza, mientras que el movimiento no se limita a un estilo específico de baile, aborda el cuerpo en un contexto social más amplio”.
Sherrie Silver
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Esta ruandesa de 26 años es la brillante mente coreográfica que se encargó del éxito de Childish Gambino This Is America, de 2018, que le valió un Grammy. Desde entonces, se ha encargado de insuflar su energía cinética a campañas de marcas como Nike y Mac Cosmetics, o a películas de moda para Vogue.
¿Cuál es el proyecto de dirección de movimiento dentro de la moda que te hace sentir más orgullosa?
“Recrear la peli de Beetlejuice (Tim Burton, 1988) con Bardia Zeinali para Vogue EE. UU, Hadid! Hadid! Hadid!, con el que se destacaban los mejores looks de la Semana de la Moda de Nueva York de primavera-verano 2019. Me sentí tan orgullosa de la familia Hadid, de cómo se habían dejado llevar. El resultado fue maravilloso”.
¿Qué hace única tu manera de enfocar la dirección de movimiento?
“Me encanta explorar culturas de todo el mundo y fusionarlas para crear algo único, no me gusta quedarme con un solo estilo de baile. Tengo un par de reglas: el contenido tiene que emocionarte, darte ganas de moverte, de aprender algo nuevo o inspirarte para hacer cambios en el mundo. Va más allá de la fisicidad”.
Jordan Robson
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Este británico de 26 años afincado en París estudió en la prestigiosa escuela londinense de danza Rambert School. Sus colaboraciones con el fotógrafo Tim Walker marcaron el inicio de su carrera en la moda. Después, ha trabajado como director de movimiento con marcas como Prada, Loewe, Maison Margiela, Vivienne Westwood o Versace.
¿Qué te parece que la dirección de movimiento se haya vuelto tan importante en el mundo de la moda?
“La moda se basa tanto en las sensaciones como en la estética. El poder de la ropa depende de cómo se lleve y, a fin de cuentas, todo se reduce al cuerpo y a la personalidad de quien la viste. Es fundamental que una directora de movimiento aprenda a adaptarse a lo que le ha pedido la marca, a trabajar con la ropa o la modelo, a combinar sus propias ideas con las de otra persona, pero sin sacrificar la integridad. Tenemos que entender de ángulos, de perspectivas o de iluminación, así como pensar en cómo quedará el resultado final”.
¿En qué estás trabajando ahora?
“Estoy rodando un corto sobre meditación en movimiento, una exploración de cómo podemos encontrarla en todas las formas de movimiento, del tai chi al qigong, el yoga, el tecno y la danza contemporánea. Gran parte de los proyectos en los que estoy trabajando investigan la relación del cuerpo y la mente, cómo se puede usar como herramienta de trascendencia”.
Ryan Chappell
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El coreógrafo australiano ha trabajado con Rihanna, Kylie Minogue y Janet Jackson, tiene un grado en Historia de la Moda y Diseño. Además de haber trabajado con Fendi, Marc Jacobs o Louis Vuitton, hace dos años fundó Movement+, un programa de desarrollo de modelos que se especializa en la vertiente escénica y psicológica de la profesión.
¿Por qué crees que la dirección de movimiento ha cobrado un papel tan importante en la industria de la moda?
“Los años anteriores a los 2000 se romantizan como la era dorada de las imágenes de la moda, cuando los equipos volaban a destinos exóticos y se pasaban allí tres semanas para inmortalizar un editorial de 10 páginas. Ahora se espera el doble en solo dos días, además de un vídeo y contenido para redes, por lo que hace falta alguien que guíe el proceso y acompañe al fotógrafo o fotógrafa”.
¿De dónde surgió la idea de Movement+?
“El aumento de modelos descubiertas por la calle, de caras nuevas que tienen menos tiempo para aprender las habilidades interpretativas necesarias para ser una buena modelo ha creado la necesidad de que haya directores de movimiento. Las modelos con una dilatada carrera también le sacan provecho a una buena dirección de movimiento, las saca de su zona de confort, descubren partes nuevas de sí mismas con las que trabajar”.
Eric Christison
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El bailarín de 31 años, nacido en Toronto, se formó en la Escuela Nacional de Ballet de Canadá y en el Ballet Nacional Inglés antes de actuar con el Ballet Nacional Finés y el Ballet de Zúrich. En 2017 dejó el mundo de la danza clásica para centrarse en la coreografía y la dirección de movimiento en la moda. Desde entonces, ha trabajado con Gucci, Nike y Chanel.
¿Por qué decidiste cambiar las tablas por la pasarela?
“Estuve bailando ballet seis días a la semana durante diez años. El 90 % de aquellos días fueron más o menos iguales. Por mucho que lo respetase y me encantara, la repetición era hasta siniestra. En cambio, en la moda cambias a menudo de proyecto; la demanda de nuevas ideas te obliga a moverte a un ritmo que me parece de lo más estimulante”.
¿Qué habilidades son clave para triunfar en la moda como director de movimiento?
“Aparte de ser capaz de diseccionar, analizar y articular cómo funciona el cuerpo, desde el propio esqueleto a la sonrisa, la comunicación es clave. Tienes que entender e interpretar ideas de manera práctica y eficiente, según el tema que te hayan dado, al tiempo que te anticipas a lo que quiere el cliente. Si algo no encaja, hay que tener alternativas en la manga, eso es fundamental”.
MJ Harper
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Nacido en Jamaica hace 33 años, se crio en Florida y está afincado en Berlín. Se formó en la New World School of Arts de Miami antes de bailar en el Ailey II (el hermano pequeño del Alvin Ailey American Dance Theater) y, más adelante, con la compañía Wayne McGregor (luego Random Dance). En Londres empezó a colaborar con Wales Bonner y ha trabajado con Comme Des Garçons, Random Identities y Saint Laurent, entre otras firmas.
¿Cómo compararías el movimiento en la moda con el que se despliega en un teatro?
“En este mundo, todo es movimiento. La moda y el teatro son lo mismo. El oficio de contar historias; la magia; la mitología arraigada en las experiencias vividas del pasado, el presente y los futuros que se proyectan en el horizonte; la facticidad y el misterio de la arqueología. Son cosas que me conmueven; me hace muy feliz indagar y sumergirme en esos mundos”.
¿Cuál crees que ha sido el motivo de que ahora la moda se fije más en el movimiento?
“La conciencia. Creo que vivimos tiempos sin precedentes en nuestra historia. Por eso, parece que haya un cambio en el nivel de sofisticación como parte de un desarrollo evolutivo que está ahora mismo en marcha. La dirección de movimiento contribuye a la neutralización del espacio, que a su vez promueve y fomenta el cuidado, la seguridad y el bienestar de las personas”.
Holly Blakey
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El año pasado, justo antes del inicio de la pandemia, Holly Blakey estrenó la secuela de su producción The Cowpuncher (2018), una crítica al género del western a través de la danza, con vestuario de Andreas Kronthaler para Vivienne Westwood. La bailarina contemporánea de 33 años, madre de una criatura, tiene en su cartera de clientes a firmas como Dior, Burberry, Gucci o Art School.
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¿Qué proyectos de coreografía de moda has disfrutado más últimamente? “Estuve en la campaña de primavera-verano 2021 de Chopova Lowena, que inmortalizó Charlotte Wales, junto con bailarinas y colaboradoras como Nandi Bhebhe o Becky Namgauds; interpretábamos a jugadoras de roller-derby folclóricas. También he trabajado con el director Stephen Isaac-Wilson en una película para Ahluwalia, me ha encantado el proceso, ha sido un análisis de ideas genuino y pausado”.
¿Por qué crees que la coreografía ha cobrado un papel tan importante en la industria de la moda?
“Aparte de que sirve para que las modelos estén más cómodas, quizá, a través de la coreografía se puede llegar a matices más ricos a la hora de crear imágenes. Nunca usaría el término “directora de movimiento” para describirme. Soy coreógrafa e intento transmitir información a través del movimiento. Es tremendamente diferente al teatro; aquí captas un instante y el objetivo es magnificar ese movimiento, que le dé pie a quien lo contempla a pensar más allá de la propia imagen”.
Pat Boguslawski
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En 2013, ficharon a este bailarín polaco para un desfile de Alexander McQueen; en un ensayo, captó la atención de la directora creativa de la casa, Sarah Burton, que le pidió que enseñara a desfilar al resto de los modelos. Así empezó la carrera de este director de movimiento de 31 años, responsable de momentos virales como la manera de desfilar de Leon Dame, ya legendaria, que vimos por primera vez en el desfile de primavera-verano 2020 de Maison Margiela.
¿Tenías idea de la respuesta que tendría el cierre de Leon Dame para Maison Margiela?
“Para nada. El día antes de subirse a la pasarela, trabajé con Leon para coreografiar el desfile. Le dejé que se explorara a sí mismo, que hiciera algo potente con sus andares. Galliano también tiene sus propias ideas, claro, pero me da mucha libertad creativa. Cuando se lo enseñamos, nos dio un visto bueno entusiasta”.
¿Qué te gustaría conseguir con tu papel como director de movimiento?
“He visto muchos desfiles de Galliano y McQueen de los noventa y principios de los 2000, se ve claramente que dejan que las modelos expresen su propia personalidad en la pasarela. Ese es justo el tipo de energía, emoción y acción que me gustaría crear. Entre los 2000 y la década de 2010, todo se centró más en el producto y menos en la persona; me parecía frustrante: todo el mundo se movía igual”.
El reto de llevar la coreografía a una nueva dimensión
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Por Nuria Luis
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