PsicoPuede que te estrese comprar regalos o quizá sientas ansiedad ante la perspectiva de celebrar cenas en familia, pero lo cierto es que en esta época se dan todo tipo de situaciones que pueden afectarnos más o menos según nuestra personalidad. Sirva esta guía como ayuda para aprender a navegar los diferentes focos de estrés
Por Ana Gándara
La Navidad es, por definición, una época de felicidad y celebraciones. O al menos eso es lo que nos han contado. Por desgracia, no hace falta ser un grinch -lo cual incluye detestar las películas festivas de Netflix y no ser particularmente aficionado al turrón-, para temer la llegada de las fiestas. Todo lo contrario, es posible que te guste -o que te encante- como concepto, o muchos puntos de la misma, pero también sientas cómo ciertos sentimientos de estrés de Navidad y ansiedad se cuelan entre tu espíritu navideño. Y lo primero que debemos decir es que es completamente normal, sobre todo este año. Si ya de por sí puede ser agobiante la compra de regalos, los malabarismos con el dinero, las reuniones familiares o cenas de trabajo, las aglomeraciones o incluso el miedo a las consecuencias de las comilonas, tal como confirma Ángel Luis Guillén Torregrosa, psicólogo sanitario y director de Psicopartner, “estamos comprobando que este año se suman unos factores que agravan estos cuadros de estrés y ansiedad. Destacamos el miedo a un hipotético desabastecimiento, la incertidumbre laboral, un incremento vertiginoso e imparable de los precios, una vuelta a las restricciones por el aumento de contagios Covid y la fatiga pandémica”. En consecuencia, están aumentando otros trastornos de la salud mental, “como la depresión, la fobia social, la hipocondría, la agorafobia…”, explica el experto.
Como todo, cada persona tiene su cruzada personal navideña, además de una forma diferente de afrontar esta época. Y las complicaciones aumentan cuando se juntan -casi irremediablemente- distintas personalidades para celebrar las fiestas. Según un estudio global de Klarna -la plataforma de pago para compras online- en colaboración con la psicóloga especialista en consumo Kate Nightingale, hay hasta cinco tipos de personas diferentes a la hora de comprar y celebrar las fiestas: los fanáticos (un 39% de los españoles), los expertos (5%), los hogareños (23%), los pragmáticos (22%) y los indiferentes (11%). Por tanto, del informe se desprende un sentimiento general de celebración, pero que en ciertos aspectos puede verse enturbiado, o incluso generar cierta presión frente a aquellas personas que no se sienten así. Desde luego, no se trata de una clasificación al azar, ya que nuestra personalidad influye más de lo que imaginamos en cómo vivimos esta época. Tal como desarrolla Nightingale, “en investigaciones anteriores se ha demostrado que nuestra constitución psicológica predice cómo afrontamos las fiestas y la compra de regalos; la investigación de Klarna amplía este conocimiento, ayudando a los consumidores a comprenderse mejor a sí mismos”, comenta en referencia al cuestionario interactivo que ha desarrollado la plataforma para descubrir en qué punto de ese espectro te sitúas.
Pero incluso en cada una de esas categorías, podemos encontrar personas a las que afecta negativamente -al menos hasta cierto punto- el estrés de la Navidad. Es lo que el psicólogo Ángel Luis Guillén denomina el “síndrome del Grinch”, que lejos de ceñirse a un único perfil, puede desencadenarse en diferentes tipos de personas:
- Personas que están atravesando un proceso de duelo. “Las Navidades son un momento especialmente difícil, ya que es donde es evidente la falta de ese ser querido, y nos van a traer un montón de recuerdos. Tenemos que tener en cuenta que el duelo, aunque sea doloroso, es un proceso natural y adaptativo que nos permite superar la pérdida”, explica el psicólogo.
- Personas con ansiedad social. “Las fiestas de empresa, las celebraciones con amigos, las cenas familiares, son un verdadero martirio para las personas que sufren fobia social. Provocan de manera casi automática y sin poder controlarlo una inseguridad y temor constante ante su propio comportamiento, lo que dicen, cómo actúan, lo que piensan los otros, el juicio de los demás, etc…, que suele venir acompañado por síntomas fisiológicos como necesidad de ir al baño, sudores, temblores, enrojecimiento, temblores de extremidades, sensación de ahogo, etc.”.
- Personas con problemas de conductas alimentarias (TCA). “Todas las celebraciones giran en torno a comidas y cenas interminables, llenas de dulces y con una grandísima presión de los demás para comer y beber de manera excesiva. Las personas con trastorno de conducta alimentaria buscan un control constante en lo que comen y en la manera en la que lo hacen.Y en estas fechas no pueden llevarlo a cabo. Esto les suele llevar a tener una elevada ansiedad, lo que retroalimenta el trastorno y les llevará a incrementar todavía más los esfuerzos para conseguir ese control, entrando en un bucle infinito de ansiedad”.
- Rasgos obsesivos perfeccionistas. “Los perfeccionistas son personas que necesitan tener todo bajo control y que esté de la manera adecuada según su punto de vista: los cubiertos, platos, vasos, decoración… Esto va a suponer un grandísimo trabajo y esfuerzo para que esté todo inmaculado. Pero desgraciadamente, es un ‘control totalmente incontrolable’ y va a provocar que estén constantemente en tensión para que todo salga como tiene que salir. Esta lucha continua de tener todo perfecto suele llevar a la persona a un estado de irascibilidad, creando un ambiente tenso donde aparecen enfados y reproches continuos”.
- Personas con problemas de control de impulsos o adicciones. “En Navidad parece que todo está permitido, no hay problema por jugar muchos décimos en la lotería, beber alcohol durante varios días seguidos, comer de manera compulsiva, o fumar cuando nunca se fuma… En estas fiestas, nadie se acuerda de que hay personas con problemas de adicción al alcohol o al juego y que en las Navidades hay una invitación constante a que dejen ese duro proceso de deshabituación en el que se encuentran. Incluso es habitual que las personas insistan una y otra vez para que las personas brinden con alcohol o que se tomen la copita de Navidad, sin ser conscientes de que detrás de ese “no, gracias” hay una gran lucha interna para evitar una recaída en el alcoholismo”, señala el doctor. Por ello, hace hincapié en que “es importante escuchar a los demás y no insistir”.
- Personas con tendencias conflictivas y/o narcisistas. “En todas las cenas o comidas van a surgir discrepancias, diferencias de opinión, y es algo normal y natural en toda interacción social. Sin embargo, hay personas a las que les encanta debatir y tener la razón a toda costa, incluso viéndose legitimados si tienen que utilizar una cierta agresividad verbal”. Ante estos casos, el especialista recuerda que “de nada sirve argumentar o intentar razonar con alguien que solo quiere imponer su criterio o darte lecciones”.
- Personas con miedo al contagio e hipocondría. “La irresponsabilidad de algunos pocos hace que no solo se pongan en riesgo personas que intentan cumplir con las medidas preventivas, sino que además genera un miedo a las relaciones sociales que puede llevar a un aislamiento social. Es importante respetar las medidas preventivas que la persona quiera establecer". Llevado al extremo, el psicólogo confirma que puede devenir en cuadros de agorafobia o hipocondría.
En cualquiera de estos casos, la enseñanza es la misma: no intentar forzar a los demás a hacer cosas con las que no se sienten cómodos o tranquilos y tratar de ser comprensivos con su situación particular, entendiendo que no todas las personas viven las fiestas de la misma manera. De cara a quienes padecen alguna de estas situaciones, entramos con ayuda del experto de Psicopartner en mayor profundidad en cuatro de las más habituales, para aprender a navegar las Navidades de la mejor forma posible.
#1. Estrés por la organización de las celebraciones y compra de regalos
Sin duda, es uno de los casos más comunes en estas fechas, especialmente si eres la persona encargada de organizar o preparar las diferentes reuniones que se celebran, y lo mismo si eres responsable de una buena parte de la compra de regalos. Para este tipo de situaciones, el psicólogo Ángel Luis Guillén aporta una serie de pautas que pueden ayudar a aliviar ese estrés acumulado:
#2. Ansiedad ante la perspectiva de múltiples eventos sociales (sobre todo, si eres una persona introvertida)
Para quienes no se mueven bien en grupos grandes, la temporada en la que los compromisos y eventos sociales se celebran casi cada día puede ser un gran foco de ansiedad, pero hay ciertos consejos que puedes seguir para sentirte más cómoda en este tipo de situaciones. Si les das una oportunidad, puede que incluso te lo pases (muy) bien. El especialista de Psicopartner comparte sus recomendaciones:
Lidiar con el duelo en Navidad
Aunque la época de festividades siempre ha sido complicada para quienes han perdido a un ser querido de forma reciente, este sentimiento se ha exacerbado en los últimos años a raíz de la situación a nivel mundial. En estos casos, no debemos intentar fingir que estamos bien o que no nos afecta tanto, sino que es importante admitir (a los demás y a nosotros mismos) que, tal como recalca el especialista, “el duelo es un proceso natural y totalmente necesario para afrontar una pérdida”. No se trata de olvidar a quienes ya no están, sino de aceptar su desaparición. Por ello, el psicólogo aconseja “permitir que la persona pueda recordar y hablar de la persona que ya no está, se trata de hacer un acompañamiento desde la empatía, sin presionar ni quitar importancia a lo que está sufriendo. La realización de pequeños rituales puede aliviar y ayudar a pasar estos días, como poner una foto, brindar por esa persona, etc.”.
No obstante, el experto señala que también es importante centrarse en el momento presente e intentar disfrutar de las cosas positivas que ocurren a tu alrededor y de las personas que todavía te acompañan. “No hay que olvidar que la nostalgia y la tristeza vienen porque antes ha habido alegría y momentos felices. Es bueno recordar esos momentos felices y tener presente que ahora somos nosostros/as los que estamos generando los recuerdos de los demás”, remata.
Negatividad ante planes que no apetecen
Ya sea porque tienes un compromiso ineludible que no te apetece en absoluto o bien porque, en general, no te gusta celebrar la Navidad, esa negatividad a la hora de afrontar una cita que percibes como desagradable no te va a ayudar en nada. Como bien expone Ángel Luis Guillén, “¿tiene sentido hacer un drama o dar vueltas a lo horrible que va a ser? ¿Qué pasaría si empezamos a aceptar la situación? La idea es que, ya que vamos a ir, pasémoslo lo mejor posible”. Siguiendo este pensamiento positivo, el experto aconseja:
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Por Mayte Salido
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