Puede que necesites un estómago fuerte para soportar algunos de los momentos más espeluznantes de la película de terror psicológico de Nicolas Winding Refn, ‘The Neon Demon’, pero también obtendrás tu recompensa a través de una serie de looks impresionantes. La joven e ingenua modelo, Elle Fanning, pronto se ve envuelta en los bajos fondos de la escena, lo que da lugar a posesiones demoníacas, fotógrafos, asesinos en serie y una secuencia final especialmente espeluznante, que implica un exorcismo, necrofilia y mucha (mucha) sangre. Aunque las referencias que da a los rincones más oscuros de la industria de la moda pueden resultar un poco bruscos, esta película es un placer culposo, estimulante y gloriosamente sangriento.
Phantom Thread (2017)
Pocas películas capturan la naturaleza obsesiva y exigente de la Alta Costura tan hábilmente como la claustrofóbica y brillantemente inquietante, ‘Phantom Thread’, de Paul Thomas Anderson, quien narra la relación entre el diseñador de la alta sociedad, Reginald Woodcock —basado ligeramente en Charles James— y una joven que conoce en un café de la costa que se convierte en su musa. La actuación de Daniel Day-Lewis, nominado al Oscar, está más que igualada por sus coprotagonistas, Vicky Krieps y Lesley Manville, quienes dan vida a este oscuro cuento de hadas. La ventana de esta película al mundo de la moda de la posguerra es un cuento de hadas embriagador y cuidadosamente entrelazado, pero que en última instancia se parece más a una pesadilla.
Cruella (2021)
Aunque la visión fantástica de Disney sobre el mundo de la moda puede ser un poco inverosímil, acierta más de lo que falla. La cinta cuenta la historia del origen de la infame y glamorosa villana de ‘101 Dálmatas’, Cruella DeVil, interpretada por Emma Stone. Sus comienzos como diseñadora de moda renegada —cuando se opone a las flores y la frivolidad del estilo londinense de los años sesenta e introduce algo más oscuro y peligroso en la mezcla— posee muchos paralelismos con figuras del mundo real, tales como Vivienne Westwood y John Galliano. El vestuario puede ser ahistórico (aunque intencionadamente), sin embargo, la historia de egos y excesos en la moda es indudablemente atemporal.
Este artículo fue publicado originalmente en Vogue Magazine. vogue.com