Por un lado, era lo que todo el mundo esperaba que ocurriera. Por otro, ha pillado a todos por sorpresa. La sucesión en la presidencia de Inditex ha sido el secreto a voces mejor guardado de la compañía. Desde hace años, todo apuntaba a que la menor de los tres vástagos de Amancio Ortega —Sandra, Marcos y Marta— era la elegida para heredar el alto mando del imperio gallego del textil, empresa valorada en unos 87.000 millones de euros, la mayor del Ibex 35. Una sucesión que se materializará el 1 de abril de 2022 y que se anunció el pasado martes por sorpresa, antes de lo previsto. El movimiento era delicado y se temía cualquier filtración. De ahí que la maniobra se haya realizado con un hermetismo y discreción sin fisuras, el sello de los Ortega. La operación comenzó hace unos meses y se ha guardado desde entonces como secreto de estado. El movimiento deja algunas incógnitas sin explicar de forma convincente.
Marta Ortega, de 37 años, presidirá un consejo de administración en el que se sentarán su padre, Amancio Ortega, y su madre, Flora Pérez. Sus tíos Óscar Pérez y Jorge Pérez, hermanos de Flora con amplio y exitoso recorrido en la empresa, formarán parte del recién creado comité de dirección, junto a otros ejecutivos de probada trayectoria en el grupo. El nuevo consejero delegado y primer ejecutivo, Óscar García Maceiras, es un jurista al que todos califican de brillante, pero sin acreditada experiencia de gestión.
El cóctel no ha gustado a los inversores, que recelan de la salida de Pablo Isla, un profesional que ha gestionado con éxito la compañía 17 años, y ven con algo de incertidumbre la etapa que se abre. La empresa perdió el martes 5.600 millones de valor en Bolsa y por ahora no los ha recuperado. “La reacción ha sido muy normal. La gestión de Isla ha sido extraordinaria este tiempo y los inversores le tenían una gran estima profesional”, explica Iván San Félix, analista de Renta 4.
En Inditex evitan explicar cómo se ha fraguado el proceso que ha llevado a la sucesión. Isla, de 57 años, mide mucho sus palabras y en la breve rueda de prensa telemática que dio tras el anuncio del relevo no aportó ni un detalle más de los que quiso: “Esto es algo en lo que venimos trabajando desde hace tiempo de manera muy discreta. No hay un día que digas: ‘Es este el día en que se ha fraguado’. Es el resultado de una reflexión. Decimos en el comunicado que esto lo hacemos a iniciativa mía como presidente y de Amancio Ortega como fundador de la compañía y es un poco algo que hemos ido madurando y fraguando en los últimos tiempos de manera muy discreta”.
“Hace tiempo”: esa es la explicación oficial. Fuentes cercanas a la compañía apuntan a que la decisión empezó a tomar cuerpo hace tres o cuatro meses. Los que presionaron el botón rojo para que la maquinaria echase a andar fueron Amancio Ortega, fundador y máximo accionista del grupo, y el propio Isla, que seguirá como presidente ejecutivo hasta final de marzo. Entre ambos, que mantienen una estrecha relación labrada durante años en el día a día en Arteixo (A Coruña), sede de la compañía, comenzaron los preparativos sin hacer ruido y sin que nadie dentro o fuera de la empresa se pudiese imaginar nada.
Muy pocas personas estuvieron al tanto. Al principio, además de Isla y Ortega, solo la mujer del fundador, Flora Pérez, también consejera de Inditex, y la propia Marta Ortega. Entre los primeros en conocer los movimientos estuvo también José Arnau, hombre de confianza de la familia, vicepresidente de Inditex y primer ejecutivo del Grupo Pontegadea. Cuando ya fue tomando cuerpo la decisión, lo supieron Óscar García Maceiras y Carlos Crespo, el consejero delegado cesante. Los restantes consejeros lo sabían al menos desde la semana pasada y guardaron el secreto sin casi ninguna fisura.
Conoce en profundidad todas las caras de la moneda.SuscríbeteSaltan las alarmas
El lunes saltaron las alarmas internas cuando un medio local, Economía Digital Galicia, publicaba en internet: “Inditex prepara el relevo de su consejero delegado, Carlos Crespo”. La noticia daba cuenta de que Inditex había convocado una reunión de directores de cadenas y países para el martes y atribuía el relevo de Crespo a que no se había ganado la confianza del entorno más próximo a Amancio Ortega. No se decía nada, en cambio, de quién sería su sustituto y, sobre todo, no había ni una palabra del cambio en la presidencia. Pero, como en realidad Carlos Crespo mantenía sus atribuciones y para evitar posibles especulaciones, se decidió adelantar la publicación.
El consejo se reunió esa misma tarde. Formalmente, la Comisión de Nombramientos, presidida por Emilio Saracho, banquero de larga trayectoria en J. P. Morgan y expresidente del Banco Popular, fue quien planteó las propuestas. En la práctica, todo llegaba ya cocinado de antemano. El relevo en la presidencia y los demás acuerdos se aprobaron por unanimidad. Solo había que guardar el secreto una noche más. A las 7.36 del martes 30 de noviembre, Inditex registraba en la Comisión Nacional del Mercado de Valores una comunicación con los anuncios. Dos minutos después, el departamento de comunicación de la empresa enviaba su nota de prensa a todos los medios.
La sorpresa fue general. Aunque desde hace tiempo se daba por hecho que Marta Ortega estaba llamada a ser la presidenta de Inditex. Así lo señalaba por ejemplo José María Castellano, que fue consejero delegado de la compañía hasta 2005: “Estaba claro ya cuando yo era el consejero delegado que la sucesora natural de Ortega iba a ser su hija Marta. Es una chica preparada, equilibrada, lista y han hecho una gran labor tanto Amancio Ortega como su mujer, Flora Pérez. La han preparado y estaba claro que iba a haber esa sucesión”, declaró el martes en La Sexta.
Ese origen familiar la convirtió en blanco de críticas minoritarias desde algunos de los partidos políticos más a la izquierda. “No es heredera de Inditex por haber trabajado de dependienta, lo es por ser hija de. Que no lo vendan como meritocracia”, tuiteó Podemos. “La meritocracia son los padres, literalmente”. El caso de Marta Ortega para nada es único. Cuando asuma el cargo, será la octava presidenta de una compañía del Ibex que hereda el cargo de su familia, aunque cada caso es diferente. Ortega, a diferencia de la mayoría de los otros ejemplos, no asumirá la presidencia ejecutiva, sino con carácter dominical, esto es, en representación de los dueños. Su padre, fundador de la empresa, aún conserva casi el 60% del capital.
Más glamur
Los pasos de la futura presidenta en la empresa han estado estudiados al milímetro desde el inicio. Su trayecto, diseñado por expertos, ha facilitado que conozca todos los aspectos de una maquinaria tan sofisticada como Inditex. Sus primeros pasos los dio a pie de calle, en una tienda cara a cara con los clientes. Fue en el Zara de King’s Road, en el barrio londinense de Chelsea. Después pasó por varios departamentos para conocer todos los procesos de la firma hasta llegar a la supervisión del diseño de moda de mujer y el desarrollo de la imagen de marca.
En esa tarea ha contribuido a aportar glamur a Zara. Ha impulsado campañas con prestigiosos creativos del sector como Steven Meisel, Fabien Baron, Karl Templer o Luca Guadagnino, así como el lanzamiento de nuevas colecciones premium como Zara SRPLS y Charlotte Gainsbourg by Zara. La fiesta de inauguración de la exposición fotográfica de Peter Lindbergh en A Coruña esta misma semana es buen reflejo de ello. Un centenar de diseñadores, artistas, estilistas, fotógrafos, actores, modelos e influentes se dieron cita para rendir homenaje al fotógrafo fallecido en septiembre de 2019, con Marta Ortega como anfitriona. Lejos quedaron los tiempos en que Zara era visto por ese mundillo con cierto desprecio.
Así, el papel de Ortega será algo más que presidenta no ejecutiva del consejo de administración. “Marta va a seguir muy involucrada con el producto, va a seguir supervisando la imagen de Zara y la propuesta de producto, de moda de Zara, y además de eso, va a ejercer sus funciones de presidenta”, explicaba el martes el aún presidente.
Cuando Isla llegó a Inditex, probablemente su punto más débil era la moda, pero tenía a Amancio Ortega como presidente. A Marta Ortega le ocurre lo contrario: es una enamorada de la moda, pero dejará la gestión en manos del consejero delegado y del comité de dirección. En la entrevista publicada a finales de agosto en The Wall Street Journal, que se gestó antes de estar en marcha la operación presidencia, pero que de alguna forma resultaba premonitoria, Ortega dijo que estaría siempre donde la compañía más la necesitase, aunque mostró claras sus preferencias: “Nunca sabes cuál será tu futuro, y estoy abierta a él. Pero, siendo honesta, me gustaría quedarme cerca del producto. Creo que es lo que mi padre hizo siempre”.
Para el imperio de la moda gallego, su nombramiento supone culminar un proceso de relevo generacional que comenzó en 2011, cuando Amancio Ortega dejó la presidencia. Cargo que ahora volverá a la familia una década después. Lo esperado.
Los tiempos del relevo son los que han sorprendido y han dejado explicaciones menos convincentes. El comunicado oficial no daba ninguna explicación y la pregunta se le planteó al presidente saliente: “¿Por qué abordamos ahora esta transición? Porque entendemos que es un momento óptimo para abordarla. Porque la compañía tiene muchísima solidez, tiene una estrategia bien definida, tiene unos equipos fantásticos en todos los ámbitos, esa combinación de juventud y experiencia”, dijo Isla el martes a los periodistas. Desde la empresa se insiste en que era un momento adecuado, tras haber superado con éxito la crisis del coronavirus. Inditex ha multiplicado sus ventas y su valor en Bolsa en el mandato de Isla, incluso con pandemia por medio, tiene una posición de caja récord y está triunfando en la transformación digital.
Aunque es cierto que la empresa está en plena forma, que ha recuperado las ventas previas a la crisis sanitaria y que ha sorteado los cuellos de botella de suministro mucho mejor que sus competidores, también lo es que se enfrenta a un futuro lleno de desafíos. Por un lado, el cuestionamiento desde diferentes ámbitos de la moda rápida, que salpica a todo el sector pese a los esfuerzos en materia de sostenibilidad que ha hecho Inditex. Por otro, la competencia digital de nuevos entrantes como la alemana Zalando, las británicas Asos y Boohoo, la estadounidense Fashion Nova o la fulgurante firma china Shein, algunas de las cuales tratan de emular a Zara en flexibilidad y capacidad de respuesta. Además, la pandemia no ha terminado y sigue condicionando la actividad.
La edad de Ortega
¿Por qué no esperar entonces algo más? La edad de Amancio Ortega, que cumplirá 86 años la semana en que su hija acceda a la presidencia, parece un factor decisivo, aunque en la compañía rehúyen cualquier comentario al respecto como si fuera un tabú. No lo es para José María Castellano, el ex consejero delegado que salió de la empresa en 2005: “Yo me imagino que la edad de Amancio Ortega y el tiempo que necesitará cualquier persona para hacerse cargo de la compañía han llevado a tomar ahora esa decisión. Tiene 85 años y yo creo que toma siempre las decisiones con tiempo suficiente para adaptarse a la nueva situación”, señaló el martes. El fundador podrá servir así de apoyo a su hija y facilitar la transición.
Isla habría estado dispuesto a seguir más tiempo si Ortega se lo hubiera pedido, pero quienes le conocen dicen que nunca ha tenido la intención de eternizarse en el puesto. Estaba claro que iba a poner fácil la transición, consciente de que Ortega es el dueño de la empresa, y ha dicho a sus amigos que está muy contento de haber dado el paso. “Hacer realidad esta transición es la culminación de mi compromiso con Inditex y con Amancio Ortega”, señaló el martes. Las fuentes consultadas, tanto próximas a Isla como a la familia Ortega, descartan que el detonante del relevo sea un deterioro de la magnífica relación que ha habido entre ambos estos años. Lo más que conceden es que esa relación, como todas, ha tenido algunos altibajos.
El otro asunto no del todo explicado ha sido el cambio de consejero delegado. Carlos Crespo sigue figurando como tal en la web de Inditex, aunque desde el mismo martes ya no lo es. El de Crespo fue un nombramiento de Pablo Isla de hace poco más de dos años, pero a la hora de nombrar un nuevo primer ejecutivo no ha sido el elegido, sino Óscar García Maceiras, de 46 años. Aunque Maceiras llevaba solo ocho meses en el grupo, el vicepresidente de Inditex y persona muy próxima a la familia Ortega, José Arnau, le conocía bien de cuando ambos coincidieron durante años en el Banco Pastor: Arnau como consejero en representación de la participación de Amancio Ortega, y Maceiras como secretario general y secretario del consejo.
Quizá consciente de que para Crespo, un hombre de la casa, muy apreciado internamente, volver al puesto que tenía hace dos años y medio puede haber sido algo doloroso, Isla le dedicó las palabras más cariñosas de su rueda de prensa: “Es un profesional de un nivel extraordinario, lleva áreas claves para la empresa que nos distinguen, que nos hacen ser únicos en ámbitos como sostenibilidad, transformación digital, transporte, cadena de suministro... Es una pieza absolutamente clave en el presente y en el futuro de la compañía”, remachó.
La transición está en marcha. Marta Ortega prefirió no comparecer ante la prensa, pero el nuevo consejero delegado ya está ejerciendo. García Maceiras apenas intervino en la rueda de prensa en la que se explicó su nombramiento, pero lanzó un mensaje de continuidad en la estrategia, en ese modelo de negocio con la integración de diseño, fabricación, logística, capacidad de reacción y también de adaptarse a las nuevas circunstancias. Isla suele destacar el espíritu emprendedor, el trabajo en equipo, la humildad y la ambición como grandes valores de Inditex, lo que resume: “Nuestra empresa respira Amancio Ortega por todas partes”. Ahora lo hará con su hija al frente.
La transición comienza con los grandes inversores
La transición en Inditex ya ha empezado. Aunque el relevo en la presidencia no se ejecutará hasta el 1 de abril, el nuevo consejero delegado, Óscar García Maceiras, que se convertirá en primer ejecutivo con la salida de Pablo Isla, asumió su cargo el mismo lunes, nada más ser nombrado. Isla estará dedicado estos cuatro meses a ir traspasando los papeles de forma interna y externa a los nuevos máximos responsables de la compañía.
Dada la negativa reacción del mercado a los anuncios, una de las primeras tareas ha sido explicar los movimientos a los grandes inversores institucionales presentes en el capital de Inditex, gestoras de fondos de inversión y de pensiones, principalmente. Según fuentes del mercado, Isla y García Maceiras han realizado ya reuniones telemáticas con grandes inversores en una especie de road show virtual. La compañía ha declinado precisar cuántas reuniones se han mantenido y con qué firmas, pero fuentes presentes en alguna de las reuniones señalan que se ha transmitido un mensaje de estabilidad y continuidad en la estrategia de la compañía.
El futuro de Isla: ¿directivo o consejero?
Pablo Isla ha declinado hacer comentarios sobre su futuro cuando deje Inditex. Sale de la compañía con una fortuna en acciones, fondo de pensiones, indemnización y pacto de no competencia que le permiten estar muy tranquilo al respecto. “Estos cuatro meses voy a estar plenamente enfocado en hacer realidad transición, en culminar esta transición, que para mí es algo absolutamente determinante, importantísimo por la empresa, por todas las personas que forman parte de ella, por Marta, por Óscar... Y después, ya veremos”, dijo el martes.Ofertas no le van a faltar. Isla ya es desde hace dos años y medio consejero independiente de la multinacional suiza Nestlé, donde percibió una retribución de unos 650.000 euros en 2020. Con un currículum como el suyo, recibirá a buen seguro propuestas de empresas y firmas de primer nivel para incorporarse como consejero independiente o como asesor.Más difícil es que fragüe una oportunidad para dirigir de nuevo como primer ejecutivo una gran empresa. Tras haber estado al frente de Inditex, no son muchas las compañías que puedan ofrecerle un proyecto tan atractivo y tendrían que conjurarse varios astros para que todo cuadrase, pero tampoco cabe descartarlo. “Ya veremos”.