En 2014, pocos días después de que Heriberto García terminara sus clases de stand-up con uno de los integrantes del Club de la Comedia, Patricio Pimienta, él y sus compañeros talleristas tuvieron un par de presentaciones con público.
La primera fue en el bar Cachafaz, donde asistieron en masa amigos y familiares de los aspirantes a standaperos. Las rutinas fueron un éxito. El público-barra que alcanzó las cien personas, vitoreaba y aplaudía los chistes de los participantes, incluídos los de la rutina de Heriberto García, que consistió en contar chistes sobre nombres particulares y también sobre cómo un químico farmacéutico y director de un consultorio, cómo él, tenía una doble vida como comediante.
La rutina buscaba mezclar ambos conceptos, así surgieron chistes como los que recuerda el hoy director del ISP:
“Conversaba que por qué me llamaba Heriberto –explica–, que mi mamá me había puesto así, pero mi papá simplemente se llamaba Juan (ríe). Entonces se generaba allí un tema. Después venía la historia de los nombres complejos. Chistes tipo: en mi consultorio había un doctor que se llamaba Armando Cuevas… que trabajaba en el SAPU (🐸)”.
El éxito del debutante trajo consigo la efervescencia y la adrenalina que significa poder hacer reír a los demás. Después, naturalmente, vino el querer hacerlo de nuevo. El desafío se volcó en poder hacer una rutina frente a un público desconocido. Lo que se terminó concretando en una parrillada.
Allí Heriberto vivió la otra cara de la comedia. Junto a algunos de sus compañeros talleristas -con quienes preparó el show- recibió muestras de desaprobación de los comensales quienes, mientras devoraban sus lomos, chunchules y bebían sus tragos, manifestaron su descontento a punta de pifias e insultos.
“Ahí no nos fue muy bien la verdad –recuerda Heriberto García– porque en las parrilladas la gente va a otra cosa. Hubo bromas medias pesaditas, incluso uno de los nuestros no quería subirse porque le dio como plancha. No nos llegaron a tirar cosas, pero si había bromas dignas de que te estaban diciendo fome, pero ahí salimos dentro de lo que se puede salir sin tanta experiencia”.
La pifias y el trago amargo de un mal show, no desalentaron a Heriberto García. Mal que mal, estar sobre un escenario era uno de los objetivos que había perseguido desde que era un niño. Hacer reír era parte de su vida y algo que siempre proyectó en conjunto a su carrera en el servicio de salud público, la que años más tarde lo convertiría en el director (S) del Instituto de Salud Pública que tuvo que enfrentar y liderar el proceso de vacunación en la pandemia del Covid-19.
Pero… ¿Cómo se mezclan ambos mundos? ¿Se puede reír en medio de una crisis global?
El mateo que cantaba Miguelo
La niñez de Heriberto García, director subrogante del ISP, tuvo poco espacio para la risa y el show. Sus primeros años en la Villa Chena de San Bernardo, que por esos años era un conjunto habitacional donde en su mayoría vivían funcionarios de la Fuerza Aérea, estuvo más ligada a los escritorios y los libros, que a los chistes. Si bien podía jugar con sus vecinos a la escondidas o al tombo, la mayor parte del tiempo Heriberto debía pasarlo estudiando.
“Mis padres y sobre todo mi madre eran muy exigentes; me decían que tenía que lograr una profesión y salir adelante. Yo salía poco a la calle, me tenían muy en la onda del mateo. Muchas veces miraba como los otros niños salían y me daba un poco de lata, pero entendí que eso también tiene que ver con lo que actualmente soy. Por ejemplo: en la cuadra donde vivíamos hay solamente dos que logramos entrar a la universidad, los otros no”, rememora García–.
En el colegio Sagrado Corazón, donde estudió, lejos del perímetro del severo ojo de su madre, Heriberto pudo desarrollar sus pasiones artísticas. Pese a no tener un registro vocal destacado, se inscribió en cada festival de la voz que se organizaba. Allí se subía al escenario para imitar a algunos de los variados ídolos de la época como Gustavo Cerati, Jorge Gónzalez o Miguelo.
-¿Pareciera que ese trauma de que te encerraron para estudiar desencadenó en que quisieras mostrarte?
-No lo sé, pero lo que sí sé es que me gustaba mostrarme.
-¿Y qué cantabas?
-Canciones de la época: Soda Stereo, Virus, las canciones de Miguelo…
-¿”Colegiala”? Esa onda ¿o no?
-Jajaja, las canciones de la época de un cabro chico de los 80-90 que creció con Sábado Gigante, que lo más moderno que te mostraba era un cabro como Miguelo chascón… Era lo moderno.
-¿Como el trap ahora?
-Claro, y ésas eran las canciones que uno cantaba. Entonces, cuando hacían audiciones para el festival de la voz terminabas cantando esas canciones para poder mostrarte. Y claro, ahí estábamos con Pancho Puelma, Alberto Plaza, pero ahí no más que no quiero caer para otro lado (ríe).
-¿Cantabas sus canciones?
-Sí, obviamente se cantaban las canciones de Plaza en aquella época. Y obvio las canciones de Los Prisioneros. Uno no miraba el tema tan de los lados de Plaza y el otro lado de Los Prisioneros, sino que uno cantaba no más y eso era muy lindo. No existía eso de que te gusta un artista entrando en un sesgo político, en ese entonces eran sólo cantantes de los que uno podía gozar de sus canciones.
El sueño del canto poco duró, pero sus ganas por mostrarse no decayeron. En la enseñanza media comenzó a participar en un taller de teatro donde solía interpretar a los villanos.
Una de las participaciones que más recuerda fue cuando personificó a Clemente Díaz, uno de los personajes de la obra “Topografía de un desnudo”: un magnate de la prensa que pretendía construir un diario en los terrenos de personas de bajos recursos.
“Esta obra era tan fuerte que incluso el profesor la llevó fuera, al Rio Mapocho cuando todavía no se hacia el Parque de los Reyes y era todo un basural. Y ahí ensayamos para que yo entendiera qué era un terreno, qué era un basural tomado”, cuenta.
Su faceta de actor lo deslumbró, por eso, al momento de elegir qué estudiar en la universidad optó por teatro como primera opción, dejando Química y Farmacia (que en aquel momento se llamaba ciclo básico) en la segunda, ya que tenía un muy buen promedio en aquella asignatura en el colegio.
“Mi primera opción fue teatro en la UC. Y en la Católica, no en la Chile, a propósito de que las teleseries más conocidas de ese tiempo eran de actores provenientes de esa universidad y todos los profesores de esa universidad eran de Canal 13”, cuenta Heriberto, quien incluso participó de una prueba de admisión.
-¿Cómo fue esa prueba?
-A mí la prueba de admisión de teatro me la hizo Héctor Noguera y Gabriel Núñez. De esa talla eran los actores a los que me enfrenté en la prueba. Yo quedé en el lugar 120 de la carrera en donde entraban luego sólo 27, una carnicería básicamente. Logré llegar al lugar 29, o sea faltaron dos cupos para entrar.
-¿Qué tuviste que hacer?
-Hice la prueba con mi mejor amigo, Andrés Gutiérrez. La última prueba fue la representación de una obra, “El paraíso semiperdido”: Él hacía de Dios y yo de angelito, los dos papeles eran buenos.
-¿Cómo fue ese ángel?
-El angelito que yo hice fue en tipo comedia, que era al azar, sin dirección. Acá te miden canto, expresiones físicas. Cómo tú hablas, cómo lees, compresión lectora, etc. Pero la prueba final era la que te daba más puntaje y en esa actuación eran todos los angelitos vestidos de blanco con la aureola, pero yo me vestí de jardinero; como era el paraíso semiperdido, yo era el jardinero de Dios, eso les gustó mucho a los profesores, por eso mismo el lugar donde quedé.
Pese a lo que recuerda como una buena presentación, Heriberto ni su amigo lograron entrar a teatro. Con un dejo de frustración, el primero se convirtió en periodista y el segundo en químico en farmacia.
“Felipe Berríos me dijo que tenía un don”
En paralelo a sus estudios y a los ramos de química en la Universidad Católica, Heriberto García se inscribió en talleres extracurriculares de teatro y también en jornadas de misiones con las que recorrió Chile.
Además incursionó en política estudiantil, siendo parte del movimiento gremialista que perdió las elecciones frente a quien es hoy el rector de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Álvaro Ramis.
De su época universitaria recuerda una jornada de misiones en Curanilahue, donde retomó su faceta artística imitando a artistas que estaban de moda entrados los años 90. Allí, asegura, recibió un espaldarazo que lo marcó de por vida.
“El Padre Felipe Berrios nos acompañó en una misión. Allí me dijo que yo tenía el don de hacer reír, dándome una cosa como medio ‘power’ en términos que me lo diga un sacerdote tan importante como él”, asegura.
-En qué contexto se lo dijo
-En unas misiones en Curanilahue, por el 95-96. Dentro de esas misiones también hicimos shows a la gente; yo imitaba a Luis Miguel.
-Jajaja.¿Igual siguió la faceta de cantante?
-Pero con la música de fondo si po, era un “Yo soy” de doblaje, y en esa época Luis Miguel estaba con “La incondicional”, “Cuando calienta el sol” y canciones bien como de la onda de “No culpes a la noche”.
-Bien pop.
-Sí, y bueno en esas tonteras que uno hace porque vas a misiones en esta región llena de lo que es carbón, barro, yo fui de pantalón blanco, polera negr.; Luis Miguel po. Entonces le di con la imitación de Luis Miguel haciendo shows. Gracias a eso, se me dijo que tenía esa facilidad para hacer reír porque era un poco ridículo, y claro, estas cosas como que te van marcando y uno siente como este gustito.
El trabajo y el escape
Luego de titularse, Heriberto García siguió el camino que suelen recorrer los químicos farmacéuticos: trabajar en una farmacia. Primero lo hizo en la extinta cadena Cono Sur y luego en una sucursal de Cruz Verde.
Por esos años conoció a su mujer, quien fue su compañera en una de las sucursales. También, rápidamente, se dio cuenta que no quería pasar su vida en un trabajo como ése, por lo que decidió estudiar políticas públicas en la Universidad del Desarrollo, lo que le permitió trabajar como Jefe de Farmacia en la Corporación de Educación y Salud de Las Condes, luego en el Ministerio de Salud y después como director del Director del Centro de Salud Familiar Dr. Raúl Brañes de San Bernardo, comuna desde la de donde nunca se ha ido.
Recuerda haber disfrutado la experiencia de liderar un centro de salud primario, pero por esos años la realidad que presenciaba día a día lo terminó golpeando.
“La gente no quiere la salud a medias, quieren la salud ahora, quieren ahora al médico, el medicamento. Entonces, como quieren soluciones inmediatas; claro, hablan primero con el jefe de sector y todo, pero si no se responde adecuadamente; van y llegan a la puerta del director (…) en la oficina constaté dramas fuertes: violaciones, problemas de salud, gente que no consigue hora. Esas situaciones totalmente complejas eran una carga emocional fuerte”, recuerda Heriberto García, quien asegura que entró a clases de comedia como un escape.
-¿Fue en aquella época que decidiste hacer stand-up?
-Sí, fue cuando tomé el taller de Stand Up Comedy en el Cachafaz con el Pato Pimienta.
-¿Te gustaba el Pato Pimienta?
-La verdad… Fue lo que me tocó no más.
-¿Y qué comediante te gusta?
-O sea, yo en ese tiempo había visto el show de Alís en Viña y ahí fue cuando dije que quería, pensando que él iba a ser mi profe (ríe), pero bueno…
El equipo del ISP
Casi cinco años después de su experiencia en el stand-up y en el consultorio en San Bernardo, Heriberto García se convirtió en el director subrogante del Instituto de Salud Pública. Su llegada al cargo en agosto del 2020 coincidió con la mayor crisis sanitaria de los últimos 100 años y, en los meses siguientes, con el inicio del proceso de vacunación.
El rol del ISP en la pandemia del coronavirus resultó clave: desde allí se analizaron, aprobaron y se distribuyeron las vacunas que hoy ya se han administrado a más de un 90% de la población. Un proceso que ha sido destacado internacionalmente.
Con respecto a su rol en el trabajo y desarrollo del ISP, Heriberto destaca a su equipo, profesionales de la ciencia y de otras áreas que resultaron claves en el proceso de vacunación.
Una de esas personas es Verónica Vergara, jefa subrogante del subdepartamento de farmacovigilancia o, en palabras sencillas, la encargada de la evaluación e investigación de todos los posibles efectos adversos que se pueden presentar en torno a la vacunación.
“El rol que nosotros tenemos es evaluar y hacer una investigación y seguimiento a los casos graves, para corroborar si efectivamente ese evento tuvo relación con la vacuna. Recuerdo que hubo un paciente que tuvo una reacción al día siguiente de ser vacunado. Tenía un historial de alergias alimenticias. Él tenía alergia al ajo y el tuvo una reacción por comer una salsa con ajo. Nos notificaron que fue por la vacuna, pero después de hacer el seguimiento descubrimos que fue por el ajo”, asegura Vergara. Y agrega:. “Decir que las vacunas son seguras, no quiere decir que no presenten ningún efecto adverso. Todos los medicamentos tienen potencial de generar una reacción. Lo que se mide es que los beneficios que obtenemos al usar una vacuna sean mucho más grandes que los posibles riesgos”.
Con respecto a los días más duros de la pandemia, Vergara recuerda situaciones al límite, como cuando una parte importante de los funcionarios debieron quedarse trabajando el 24 y el25 de diciembre del 2020, para la aprobación del primer lote de vacunas. O de jornadas de reuniones internacionales que comenzaban en la madrugada.
La profesional asegura que el buen humor al interior de su equipo resultó clave para que los funcionarios del ISP mantuvieran un alto rendimiento en sus labores durante la pandemia. Cuenta que incluso con sus compañeros compartía memes sobre el proceso de vacunación: “A mí me llegó un meme que decía que las vacunas tenían aspecto masculino, entonces de acuerdo a la eficacia de la vacuna era la masculinidad: la sinovac era un chiquito flaquito y todos los demás eran musculosos”.
Otro funcionario que disfrutó de algunos memes fue José Crisostomo, evaluador de productos biológicos y encargado de la coordinación y evaluación de calidad en las vacunas. Recuerda uno en particular, en que las vacunas Pfizer se mantenían refrigeradas dentro de un contenedor de plumavit tipo heladero.
Pero más allá de las bromas, Crisostomo destaca el rol del ISP durante el proceso de validación de las vacunas: “La gente no sabe todo el trabajo que hay detrás. Con las vacunas hemos sido más estrictos que con los medicamentos. Se le ha pedido toda la información a los laboratorios. Entonces cuando la gente habla y dice esta cuestión no sirve de nada, uno piensa lo poco que conocen de lo que se hizo. Además esto no es algo que hagamos sólo nosotros, nosotros no somos sólo una agencia, esto lo aprobó la FDA en Estados Unidos, nos avala la OMS. Entonces decir que las vacunas no sirven es algo difícil de lidiar”.
El químico farmacéutico, quien aún realiza testeos de calidad a cada lote de vacuna que llega, asegura que frecuentemente recibe las felicitaciones de sus colegas alrededor del mundo. “Yo aún mantengo contacto con mucha gente afuera, con amigos de Egipto, Grecia y España. Siempre me dicen: ‘Acá recién empezamos con la segunda dosis’. No podían creer que acá ya se comenzará con la cuarta (…) Las agencias además siempre destacan nuestro rol, el mismo Pfizer, con quienes nosotros somos super exigentes, nos dicen que somos uno de los pocos países del Cono Sur que le pedimos más información, que hincamos más el diente y hacemos puja. Queremos estar seguros que es un medicamento de calidad”.
El trabajo al interior del ISP no sólo ha sido liderado por expertos en las áreas de las ciencias o la salud. Felipe Saavedra es el jefe de unidad de asesoría Jurídica y tuvo un rol bisagra al buscar fórmulas jurídicas para validar legalmente las vacunas, en la negociaciones con los proveedores, en las autorizaciones de los laboratorios PCR, incluso con la coordinación con el Ministerio de Salud con el fin de levantar propuestas de mejoras regulatorias en torno a la vacunación.
“La realidad de la pandemia nos ha obligado a tener que ir poniéndonos creativos en el diseño de políticas y de concebir actos administrativos. Hemos tenido que ir innovando en términos de gestión jurídica y de ir tratando de cubrir algunos escollos regulatorios que existen por la inexperiencia propia de una pandemia. Esto porque la norma no estaba preparada necesariamente para un escenario como éste, entonces se ha tenido que ir construyendo en los hechos”, explica Saavedra.
Si bien su trabajo es más bien técnico y formal, el abogado destaca el rol de standapero de su jefe: “Si uno mira en abstracto la gestión del ISP en la pandemia, uno la puede analizar fríamente identificando estrés y presión para que las cosas salgan rápido, pero efectivamente el equipo de trabajo que se ha construido y que encabeza el director tiene varias virtudes y eso tiene que ver con su sello. Y eso en términos de generar espacios de distensión, de humor y de liviandad, en el buen sentido de la palabra”.
Lo mismo piensa Johans Brugmann, jefe subrogante del subdepartamento de atención de clientes y usuarios, el área se encarga de hacer el contacto con clientes, usuarios y la ciudadanía que recibe las vacunas. Además de recibir toda la información de laboratorios, es una verdadera puerta de entrada y de salida del medicamento.
“Yo en el orden interno, no trabajo en el área salud. Pero tenía que hacer funcionar la máquina nuestra de usuarios y de clientes. Tuvimos que adaptar todos nuestros procesos para que fueran remotos y todo eso con muy poca gente”, recuerda Johans. “Nosotros nunca paramos, era divertido ver las calles vacías y llegar acá con cara de cansado. Recuerdo entonces que Heriberto siempre me tiraba la talla por mi look cansado,y a uno no le tocaba otra que reírse. Cuando llegaban los embarques de vacunas yo estaba corriendo, revisando los embarques, viendo números de referencia. Varías veces entramos a la misma hora, o nos íbamos tarde. Entonces en la noche yo le tiraba la talla de vuelta por sus ojeras que se veían sobre la mascarilla. Esas son pequeñas cosas que sirven para mantener el ambiente”.
“Voy a ir al concurso público para continuar como Director”
El pasado 15 de enero Heriberto García publicó una carta al director en La Tercera, titulada “Rompamos la cadena”. En ella explica como una mayor cobertura de vacunación se traduciría en un corte en la cadena de contagios.
“Hoy, Chile tiene más de un 90% de cobertura de vacunación contra Covid-19. En estas condiciones, si se contagia su enfermedad será leve y si contagia a otro, el virus será aún más débil. Pero, además, aumenta la probabilidad de que esa infección genere menos síntomas o que estos sean imperceptibles. Un tercer contagio tendrá menor carga viral y así se repetirá el proceso hasta cortar la cadena de contagios gracias a sistemas inmunes más fortalecidos. En cambio, quienes no se vacunan o no se refuerzan mantienen un puente que fortalece la transmisión del virus”, escribió.
Con respecto al alto número de vacunados, Heriberto García destaca algunos puntos clave que para él incidieron en una alta confianza en la vacuna o que resultaron un incentivo, como el pase de movilidad, la realización de un streaming para el proceso de validación de las vacunas y también la incorporación de actores no gubernamentales en los procesos.
“Nos dijimos sí o sí que esto debía involucrar actores externos que van más allá de los que habitualmente trabajan acá, entonces involucramos a epidemiólogos que antes no estaban en las comisiones”, recuerda García.
-¿Profesionales fuera del gobierno?
-Claro, incorporamos gente que también era claramente de oposición ante el gobierno de turno, porque era importante generar una mirada completa y transversal.
-El rol del ISP ha sido destacado internacionalmente, por instituciones como la OMS o la FDA ¿Qué sensaciones te deja aquello ?
-La satisfacción personal tiene que ver con eso; en que logré liderar y que las personas siguieran ese liderazgo. Pero esta satisfacción la siento más de equipo en ese sentido. Siempre se los hago saber a los muchachos; ustedes hacen la pega y se los hago saber aún sin el reconocimiento público. Por ejemplo, cuando se da la fármaco-vigilancia y la gente quiere tener noticias al respecto, yo prefiero que hable la directora de fármaco- vigilancia para que también ella se posicione en el rol que tuvo, el cual fue super importante.
-Leí tu columna de la Tercera ¿Qué tan importante es aumentar el porcentaje de personas vacunadas? ¿Cómo se convence al movimiento anti vacuna?
-Las teorías las venimos hablando desde aproximadamente el 11 de septiembre con la caída de las Torres Gemelas, acerca de que hay algo raro, que no sé qué. Todo el mundo anda hablando acerca de esto raro, poco menos que existe una especie de secta que maneja todo en el mundo; esas teorías conspirativas agarran fuerza en las redes sociales y la gente las sigue. Eso hace que la gente tenga todas esas desconfianzas. Entonces ¿qué hay que mostrar acá? Los resultados, y los resultados ¿qué te dicen? Te dicen que si no nos hubiéramos vacunado, actualmente tendríamos los mismos 10 mil casos que estamos teniendo hoy en día, pero no tendríamos 0,16% en la UCI, tendríamos un 4% en la UCI.
-Qué fue lo que alcanzamos a tener en un momento, ¿no?
-Exacto, tendríamos más fallecidos. Y ese 10% que no se quiere vacunar tiene que mirar esos datos, y tiene que entenderlos: no vacunarse no sólo afecta su propia salud, si no que pone en riesgo al resto. ¿Por qué? Por lo mismo que escribí en la columna: porque tú no vas a romper la cadena de contagios. Mira, si yo estoy contagiado y tú estás vacunado, probablemente (y se ha visto) es que es muy poco probable que te contagies porque ya la carga viral con la que te estoy transmitiendo el virus va a ser menor. Pero, si yo no estoy vacunado, aunque tú lo estés, yo te voy a contagiar, generando esa cadena.
-El movimiento antivacuna ha protagonizado episodios públicos de intolerancia. ¿Tú has sido objeto de eso?
-Poco.
-¿No te han situado como un enemigo?
-En algunos twits, hay algunos comentarios desagradables, pero no ha sido algo como una amenaza. Aunque igual hubo un momento en que un tipo me dijo: “Vamos a averiguar donde vives, y te haremos firmar una carta donde serás responsable de la muerte de niños”. Pero esofue un twitter, un loco por ahí que aparece.
-¿Y no levantaste alerta frente a eso?
-Es que no es para tomarlo como amenaza; sí hubiera sido algo como: “Voy a ir a la casa…” o al colegio de mis hijos, pero acá fue como la típica rabieta en redes sociales.
El Chile en que la risa ya no abunda en la boca de los tontos
-Para redondear un poco esta desconocida faceta tuya, ¿cómo se interpreta el humor dentro de tu cargo?
-El humor es una forma de poder acercarse a las personas, de romper el hielo, de lograr que las personas vean con más empatía lo que se está haciendo, y también es una herramienta para comunicar. Porque cuando uno vive con humor se expresa en sus facciones y eso hace que la gente te vea como con más credibilidad que una persona que está tan seria, tan parca, que pareciera que estuviera hablándole al suelo. En conclusión, esta faceta del stand up me sirve para pararme frente a las cámaras sin ningún problema, y expresarme tanto física como verbalmente.
-En Chile por muchos años predominó el pensamiento de que “la risa abunda en la boca de los tontos” ¿Le ha tocado enfrentar eso desde un cargo que tradicionalmente es más serio?
-En el Chile actual no, quizás en el Chile antiguo. Pero hoy en día la gente valora esas habilidades blandas, mientras que en el otro tiempo no se valoraban estas características. Entonces sí me tocó en alguna oportunidad que no me dejaban ser jefe de una comunidad de trabajo voluntario porque era muy “chacotero”, o puestos de trabajos en los que no estuve porque me hacían la entrevista y yo le agregaba un poco de humor a veces. Pero eso cambió.
-Estamos ad portas de un nuevo gobierno, ¿cuáles son sus planes dentro del ISP?
-Desde el punto de vista técnico, el ISP no cambia las jefaturas, se mantienen porque son de alta dirección pública. En mi caso yo tengo tres años como Jefe de Anamed (Agencia Nacional de Medicamentos), que culmina el 18 de febrero del año 2023. Yo soy hoy el Director Subrogante del ISP, simplemente porque la jefatura de Anamed tiene esa subrogancia. Entonces lo que tiene que hacer el próximo gobierno es llamar a concurso de director del ISP y en ese momento yo tengo que volver a mi cargo de jefe de Anamed si es que no ganara este concurso, porque también está la posibilidad de que yo postule y gane ese concurso.
-¿Y qué tan grande es la posibilidad de que lo haga?
-Yo me voy a postular; de quedar no sé… eso depende de todos los demás candidatos.
-¿Con eso ya se borra la (S) en el cargo?
-Claro, si es que resulto electo ya se borra la (s). La s del Supervacunas.