Vincent Van Duysen, el diseñador de interiores minimalistas que conquistó a Kim Kardashian

Por : ujikiu / On : 31/01/2022

Entrevista

El influyente creador multidisciplinario belga firma su primera colección de mobiliario para la editora catalana Kettal

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El término ‘minimalismo’ se ha utilizado tanto y tan mal en arquitectura y diseño desde finales de los 80, por describir no una estética coherente e inequívoca, sino todo un catálogo de propuestas que apenas si tienen en común cierto compromiso con aquel “menos es más” del arquitecto Mies Van der Rohe.

Por desgracia, al arquitecto y diseñador belga Vincent Van Duysen (Lokeren, 1962), declarado racionalista y uno de los gurús de nuestro tiempo, le ha perseguido a lo largo de su carrera. Otra cosa es que su arquitectura, su interiorismo y su diseño, de líneas puras y orgánicas, esenciales hasta lo monástico, su sensual utilización de la luz, las formas suaves y los materiales naturales, y la espiritualidad con la que afronta el desempeño de su oficio, puedan ser aprisionados por los grilletes del tópico.

Por otra parte, Van Duysen pertenece a la larga y excelsa tradición de arquitectos humanistas que se niegan a concentrarse solo en la caja y desarrollan en sus proyectos un auténtico estilo de vida que no entiende la separación entre contenido y continente ni dentro y fuera. Y, así, concibe la construcción de una bodega en la campiña de Puurs, en su país, el diseño de los interiores de la residencia de los Kardashian-West en Hidden Hills (California), el restyling de la red de showrooms de la compañía de mobiliario italiana Molteni&C - de la que es director creativo – a lo largo y ancho del planeta o un bolso de cuero para la firma milanesa Up To You Anthology desde una perspectiva holística que él mismo denomina art de vivre (arte de vivir).

Entre los proyectos de Van Duysen destaca el interiorismo de la casa de Kim Kardashian y Kanye West en Los Ángeles

El lanzamiento de Giro, una colección compuesta por dos butacas y dos mesas auxiliares para la editora familiar catalana Kettal, sin duda una de las colaboraciones del año en nuestro diseño, nos brinda la oportunidad de profundizar en su personalísima –y no menos influyente– concepción de la vida y sus formas.

Sus padres le educaron en estrecho contacto con diferentes artes, sembrando la semilla de lo que sería no solo su concepto de la estética sino de la creatividad misma...

Mi madre procede de una familia de abogados y mi padre trabajaba en la industria de las alfombras, en Flandes. Ambos me acercaron desde muy niño a diversas artes: arquitectura, pintura, fotografía, artes escénicas… Mi padre, además, tenía unas increíbles habilidades artísticas: era buen pintor y fotógrafo, y yo he heredo de él el interés por esas disciplinas. Me educaron para desarrollar ese temprano interés, lo que obviamente contribuyó a que, desde muy joven, tuviera una relación muy natural con la concepción de la belleza y trabajara la creatividad de manera intuitiva a través de expresiones como la danza, moda, la fotografía…

Y, así, desarrolló usted habilidades como la visión espacial o el arte de la composición, desde muy diversas perspectivas.

Efectivamente. Mi enfoque a la hora de crear espacios está absolutamente centrado en el ser humano. En mi arquitectura y mis interiores siempre hay, por ejemplo, un equilibrio entre vibrantes espacios bañados en luz natural y otros más oscuros y tranquilos… Y supongo que trabajo con principios similares cuando hago fotos. Los espacios atemporales que persigo se definen por lo esencial: en ellos solo juegan la luz, las formas y los materiales, junto con la composición, igual que en las artes pláticas o el teatro. Soy un modernista convencido, así que intento evitar siempre el desorden y la artificialidad, y expresar armonía y su relación con la familiaridad y la sencillez. A través de esta sencillez, intento conseguir una sensación de bienestar que esté directamente relacionada con el habitante y su experiencia dentro del espacio.

Antes de estudiar arquitectura, colaboró durante unos años con diseñadores de interiores para entender, según sus propias palabras, “la forma en que la gente vive en casa”. ¿A qué conclusiones llegó entonces?

En 1985, al terminar mis estudios, empecé a trabajar, primero con decoradores en mi país, Bélgica, y después con arquitectos de interiores y diseñadores en Milán. Con 24 años colaboraba con Jean-Jacques Hervy, en Bruselas, y luego con Jean De Meulder en Amberes, y más tarde, ya en Milán, trabajé en el estudio de Aldo Cibic y Ettore Sottsass. Es terrible pensar que hay jóvenes arquitectos que con 23 años se ponen a construir casas cuando aún no saben lo que es la vida… Para mí era esencial entender cómo la gente habita sus casas, descubrir de algún modo los elementos esenciales del art de vivre (arte de vivir) para poder, más tarde, incorporarlos en mis proyectos.

Para mí era esencial descubrir de algún modo los elementos esenciales del arte de vivir para poder, más tarde, incorporarlos en mis proyectos

Vincent Van Duysen

Y ¿qué aprendió al pasar por el Instituto Superior de Arte San Lucas?

Aparte de las sólidas bases de la arquitectura y su planificación, allí me enseñaron que engloba muchos elementos y aspectos de otras artes, a las que ya había estado expuesto, que debía aplicar en mi práctica. Y, por supuesto, conocí la historia de la arquitectura y a sus maestros.

A lo largo de su carrera ha desarrollado una visión ultrapersonal sobre los pilares de la simplicidad, la pureza y la autenticidad, la ética y la estética reconciliadas…

Sí. Sobre esos valores soy capaz de explotar las formas orgánicas y las texturas de los materiales para crear espacios y diseños atemporales. Siempre busco formas y materiales orgánicos, que sean capaces de integrase armónicamente en la vida de mis clientes, sus usuarios y las personas en general, y puedan mejorarlas. Intento constantemente crear diseños que trasciendan el tiempo y la geografía. Y, otra cosa: nunca he concebido el diseño –de interiores o producto– separado de la arquitectura. Los interiores y los exteriores están íntimamente relacionados, y en el caso del producto, lo que varía es la escala.

Colaboración con Kettal

Hormigón, cuerda y madera de teca

Van Duysen se decanta siempre por materiales naturales de fuerte carácter y naturaleza sostenible. En el caso de Giro, su reciente colección para la editora catalana Kettal, se decanta por hormigón, cuerda y madera –de teca–, algunos de los cuales nunca había utilizado todavía."La idea inicial de esta colección fue la de utilizar la cuerda, y toda la investigación previa al desarrollo del proyecto se centró en hacerlo de una manera diferente: cosiéndolas juntas para darle forma al producto con ella", asegura. El interiorista se inspiró en la clásica silla escocesa Orkney, "para sacar partido al pasado, a la tradición, con la vista puesta las posibilidades que la tecnología actual abre". Y, así, mientras en la Orkney se trataba de cuerdas naturales entrelazadas artesanalmente, Giro nació de la flexibilidad que la cuerda de polipropileno reciclado brinda, y se produce de forma industrial. "Hay, de fondo, un respeto por la tradición y la artesanía, pero trayéndolo al día aprovechando tanto la tecnología como el know-how de Kettal", asegura.La primera colaboración con Kettal, asegura, "ha sido bastante intensa y fructífera". El proceso de desarrollo de estos nuevos materiales supuso todo un reto para Van Duysen, afirma, "pero parece que nos hemos entendido bien, y el resultado es una colección muy bonita que expresa tanto la visión de Kettal como la mía propia".

¿Cuál es la clave para entender realmente el arte de vivir?

Todo mi trabajo, ya se trate de proyectos residenciales, comerciales, de hostelería, odiseño de producto, se basa en el concepto de arte de vivir. Busco crear cosas bellas y sofisticadas, caracterizadas por un equilibrio de materiales y texturas que dan lugar a una orgánica combinación de contrastes, desde el color a la tactilidad. Mi arquitectura, interiores, muebles y objetos están estrechamente relacionados con ese arte de vivir. No creo por el mero hecho de rediseñar algo; mis objetivos son la conseguir ergonomía y usabilidad, sacar el máximo partido a materiales duraderos, sostenibles y a temporales, alcanzar un armónico equilibrio… Y, no, no soy un arquitecto o diseñador matemático: mi trabajo es muy instintivo. La experiencia de trabajar para y con diferentes personas, todas ellas con sus propios puntos de vista y experiencias, le da a cada proyecto un contexto único. Estos tiempos que vivimos son un signo de interrogación, así que de cara al futuro, me gustaría potenciar mi contribución a la mejora de la vida de las personas.

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