Los alumnos de cuarto curso de Educación Primaria del colegio Francesc de Borja Moll de Palma de Mallorca tienen cada año una misión: deben elaborar un plan para reducir los desperdicios y el gasto en electricidad en sus hogares: “Basándose en lo que han aprendido primero en clase sobre consumo responsable, producción energética o sostenibilidad, los alumnos investigan junto a sus familias cómo pueden mejorar estos aspectos en sus casas”, explica Rubén Alarcón, profesor de este centro escolar. Un proyecto que convierte a los más pequeños en los ecoconsejeros de sus familias.
Alarcón pone algunos ejemplos de las recetas de los alumnos: “Concentrar varios dispositivos en una regleta y apagarla cuando no se usen; comprobar la eficiencia energética de los electrodomésticos y valorar si se pueden comprar uno de mejor categoría; hablar con compañeros que vivan cerca para ir y volver juntos del colegio y así no utilizar varios coches…”. De esta manera, los chavales consiguen ahorrar unos euros a sus familias mientras adquieren unos hábitos sostenibles para que, cuando sean los adultos, tomen ellos las decisiones en sus hogares.
Los niños se han convertido en influencers de sus familias, como revela el informe The Little Big Book, de la consultora especializada en marketing infantil The Modern Kids & Family. Su director general, Miguel González, explica que los niños son una vía para concienciar a los adultos. “Influyen en las decisiones de consumo que toman sus padres y pueden conseguir modificar hábitos en la casa”, apunta González.
El compromiso con la sostenibilidad no es todavía una prioridad para los hogares, según el informe global Quién se preocupa, quién hace, elaborado por la consultora Kantar. Los núcleos familiares en los que se llevan a cabo acciones para reducir la huella medioambiental son todavía minoritarios. Sin embargo, niños y adolescentes pueden revertir esta situación ahora ayudando a concienciar a sus mayores y, en el futuro, convirtiéndose en adultos responsables. Así lo demuestra este informe, en el que se proyecta un progresivo crecimiento en la próxima década de los hogares concienciados con el medioambiente y activos en hábitos sostenibles.
“La sensibilización medioambiental, o hacia cualquier causa, se inicia en la infancia, se consolida en la adolescencia para, posteriormente, ponerse en práctica en la edad adulta”, explica González. Y añade: “Por eso es fundamental la educación medioambiental a edades tempranas”.
Un currículo escolar parco en educación medioambiental
Los centros escolares tienen un papel fundamental en esta labor, como explica Laura Benítez, coordinadora de Educación Ambiental de la ONG SEO/BirdLife. Sin embargo, actualmente la integración de esta materia en el currículo educativo de Primaria es escasa en España, según revela el informe Revisión de contenidos sobre el cambio climático en el currículo escolar de SEO/BirdLife. “Nos referimos en el título al cambio climático, pero el estudio se fija también en otros conceptos medioambientales como la sostenibilidad, el aprovechamiento de recursos o la protección y conservación de la naturaleza”, aclara Benítez.
El informe revela que apenas el 20% de todo el currículo escolar aborda cuestiones relacionadas con el cambio climático, aunque los resultados son dispares entre las 17 comunidades autónomas, Ceuta y Melilla. En el País Vasco y Andalucía, la presencia de estos conocimientos medioambientales supera ampliamente la media del territorio nacional, con un 65,2% y un 56%, respectivamente; mientras que en la Comunidad de Madrid este porcentaje se sitúa en el 5,3%.
En el colegio Nuestra Señora de Begoña de Barakaldo (Bizkaia), el equipo docente no encuentra difícil integrar la educación ambiental en las diferentes asignaturas, en otras actividades extracurriculares o en el entorno escolar, como explica una de sus profesoras, Sara Calvo. “Desde hace años tenemos un huerto ecológico dentro del colegio, hemos adaptado los recursos energéticos del centro con bombillas led y aireadores de grifos para reducir el desperdicio de agua; también llevamos a cabo actividades de concienciación medioambiental dentro del aula y en el patio; y organizamos jornadas en las que participan las familias”, cuenta Calvo, que asegura que esto se debe a “la filosofía del centro, labrada tras muchos de trabajo”.
Sin embargo, esta no suele ser la tónica general de los centros educativos españoles “porque no se imparte ningún tipo de formación en materia medioambiental a los docentes, de modo que todo queda a la voluntad del profesor y su sensibilidad con el tema para trabajarlo o no”, denuncia Benítez. El profesor del colegio Francesc de Borja Moll también lamenta esta situación: “Toda la formación que se oferta actualmente para docentes gira en torno a la tecnología y la digitalización, pero nada de educación medioambiental”, asegura Alarcón.
Desde SEO/BirdLife esperan que la nueva Ley Educativa LOMLOE, aprobada en diciembre de 2020, siente las bases para una mejora de la integración de la educación ambiental en el currículo escolar. “De momento lo contempla, pero no se ha especificado cómo se hará”, apunta Benítez, que añade: “Debería desarrollarse como una asignatura específica y, por supuesto, formar al profesorado y reforzar los conocimientos con la presencia de educadores externos”.
La responsabilidad de la empresa privada
Como apunta la experta de SEO/BirdLife, “la concienciación en el ámbito medioambiental de los niños no es solo una tarea de la comunidad educativa, las administraciones públicas y las familias, sino de toda la sociedad”. A este respecto, las entidades privadas también pueden colaborar. Un ejemplo de cómo las empresas pueden hacerlo es compartiendo su conocimiento. La empresa Leroy Merlin puso en marcha hace seis años el proyecto Hazlo Verde, que busca promover la educación medioambiental en las aulas a través de talleres, que imparten voluntarios de la empresa, y de un concurso anual en el que diferentes centros escolares desarrollan proyectos para trabajar cuestiones fundamentales enmarcadas en la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030 de la ONU.
Cada edición de este proyecto gira en torno a un aspecto medioambiental, como explica María Morales, especialista de Negocio Responsable de Leroy Merlin y coordinadora de Hazlo Verde. Para el curso 2021-2022 se centrará en la economía circular, “un modelo de sostenibilidad fundamental en la actualidad y que ha de incorporarse al currículum pedagógico”.
“Los niños están muy concienciados en aspectos como el reciclaje, pero quizás no tanto con la reparación o la reutilización de materiales, que son fundamentales para la gestión sostenible de recursos”, apunta Morales. “Los pequeños tienen la mente mucho más abierta que los adultos y son más creativos, entender la economía circular y reinventar objetos es más fácil para ellos”.
La web de Hazlo Verde propone diferentes actividades didácticas para realizar en el aula. Además, voluntarios de la corporación desarrollan talleres en línea y en centros educativos para mostrar al alumnado cómo reaprovechar residuos y convertirlos en nuevos objetos útiles para el día a día.
Tanto el colegio Francesc de Borja Moll como el Nuestra Señora de Begoña han participado en varias ediciones del certamen Hazlo Verde que, “además concienciar a los alumnos y alumnas y motivarlos a realizar diferentes actividades”, como cuentan Rubén Alarcón y Sara Calvo, marca una senda de trabajo en el área medioambiental de los centros escolares.
Dice Miguel González que los pequeños configuran el mundo en el que viven a partir de lo que oyen y lo que ven “en casa, en el colegio, en la calle, en la televisión… Por eso es tan importante abordar la situación medioambiental, que se hable de ello”, añade el director de The Modern Kids & Agency, agencia que colabora con Leroy Merlin en la elaboración del programa de Hazlo Verde.
De hecho, tanto González como los responsables de Leroy Merlin coinciden en que “los niños muestran una empatía hacia todo lo que les rodea mucho mayor que los adultos. Despertar en ellos esa sensibilidad hacia la naturaleza es sencillo, solo hay que ofrecerles la información de una forma atractiva; la metodología varía dependiendo de la edad, pero el objetivo es el mismo: que reciban una correcta formación que les permita asumir en el futuro su responsabilidad como ciudadanos”.
CRÉDITOS