Jane Fonda.© GettyImages.
El tobogán de Miuccia es la prueba definitiva de que la verdadera inteligencia –no la rapidez a la hora de aprender, sino de comprender– siempre va unida al sentido del humor. En el caso de la diseñadora lo hemos comprobado en muchas de sus colecciones como, por ejemplo, en la última, donde un serio abrigo de paño masculino admite unos manguitos de pelo que, para mayor diversión, no se colocan en los puños sino en los codos, es decir, son coderas de pelo; y además Jeff Goldblum se encarga de lucir la pieza en cuestión durante el desfile con unos andares que podríamos definir como Freddy Mercury a punto de invadir Polonia.
Prada Candy Sugar Pop.© Cortesía de Sephora.
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Si extrapolamos esta desenfadada aunque contundente propuesta a la hora de interpretar la moda al universo perfumístico de la firma, encontramos contrastes tan interesantes como el protagonizado por Prada Candy Sugar Pop, cuyo aroma no es en absoluto lo que su refinado y minimalista diseño podría indicar, pues es excesivo, dulzón como un pan de leche bañado en azúcar y floral como un inmenso ramo de rosas blancas.
Miuccia ya comentó en otra entrevista que no le gusta nada, pero nada, la belleza evidente; es más, le aburre. No cuesta imaginar entonces que la mujer que tarda menos de un minuto en elegir lo que va a ponerse cada mañana huele a tienda de golosinas. Es la misma que adora los toboganes y se ríe de la moda que ella misma crea. Eres tú. Somos todas.