“Mis padres y yo siempre hemos sido íntimos amigos”

Por : ujikiu / On : 02/03/2022

El poder de la infancia

A menudo la infancia deja en nosotros pequeños traumas, en el caso de Esteban Cortázar la cosa es al revés, creció en un ambiente creativo donde sus padres divorciados eran excelentes amigos hasta el punto de pasar juntos los veranos con sus nuevas parejas y permitirle a su hijo desde bien pequeño elegir su camino. Fue así como Cortázar debutó sobre la pasarela de Nueva York con 18 años, convirtiéndose en el diseñador más joven en hacerlo, un hecho que le granjeó el apodo de wonder boy . Con poco más de 20 años, tomó las riendas de Emanuel Ungaro en París para luego volver a sus orígenes con su propia marca; forma parte del Council of Fashion Designers de América. Acaba de lanzar la colección Cada día es para siempre para este verano con Desigual.

Todo empezó con el guardarropas de su abuela.

Me fascinaban ella y sus vestidos, era elegantísima. También me encantaba ver como mi mamá se vestía cuando iba a actuar. Era cantante de jazz. He crecido alrededor de mujeres a las que les gustaba la moda, el perfume y los maquillajes.

¿Y los hombres de la familia?

Era hijo único. Mis padres se separaron cuando yo era muy pequeño. Él vivía en Miami, y yo iba y venía de Miami a Bogotá. A los 10 años le pedí a mi mamá quedarme en Miami y me respetó. Fue muy generosa. Pero ellos se llevaban muy bien.

Eso es un alivio.

La esposa de mi padre es muy amiga de mi mamá. Pasamos las vacaciones todos juntos, somos una familia muy unida. Nunca hay mal rollo. Mi padre es pintor, y fue muy enriquecedor vivir en ese entorno tan abierto. Mis padres y yo siempre hemos sido íntimos amigos.

Eso debe marcar.

Nunca he tenido un momento en que no pudiera ser yo mismo. Soy una persona feliz, agradecida y nada conflictiva. La infancia nos forma de manera definitiva y yo le debo la felicidad.

¿Siempre supo que lo suyo era la moda?

Estaba a mi alrededor. A los cuatro años, cuando iba a pasar los veranos con mi padre en South Beach, vivíamos frente a la playa, encima del restaurante News Cafe, al que iban todos los grandes artistas, desde Madonna a Gianni Versace, grandes fotógrafos, supermodelos. Y mi papá me explicaba quién era quién.

¿Y le interesaba?

Sí, yo era un niño muy precoz, me sentaba sobre las rodillas de las modelos y era amigo de toda la gente del barrio. En la esquina de mi calle había un quiosco que vendía las revistas de moda de todo el mundo, y yo me sentaba allí y pasaba horas viendo revistas.

Empezó muy joven a diseñar.

A los 13 años en el New Café, que era como nuestra segunda casa, conocí al diseñador Todd Oldham que me invitó a ver su desfile en Nueva York, y ahí dije: “Yo quiero hacer esto”. Y cuando volví a Miami hice mi primer desfile.

¿Con 13 años?

Sí, en el colegio organizaban un show de talento y yo hice un desfile de moda con las niñas de mi clase. No sabía coser, ponía alfileres y grapas y les decía a las niñas: “Tú caminarás como Naomi Campbell, tú como Claudia Schiffer...”.

¿Triunfó?

La prensa local se fijó en mí, y empecé a conocer a más gente y a pasar mas tiempo con Cindy Crawford y Versace. Años más tarde Cindy inauguró mi desfile.

A los 16 años presentó su primera colección al mundo.

En los escaparates de Bloomingdale’s porque conocí a Kal Ruttenstein, diseñador de Bloomingdale’s, y le hizo gracia mi mundo creativo. Y a los 18 desfilé en la New York Fashion Week y me convertí en “el diseñador más joven” todos los ojos se posaron en mí.

Para lo bueno y para lo malo, imagino.

Todo pasó muy rápido y yo no tenía la formación que requiere un negocio así, aprendí haciendo. Tenía buenas y malas críticas. Entendí muy pronto que no le va a gustar lo que tú haces a todo el mundo , y eso me permitió dejarme ir y creer más en mí.

Luego se instaló en París.

A los 24 años me hice cargo de la dirección creativa de Emanuel Ungaro. Aprendí muchísimo, pero también es un lugar muy esnob, añoraba Miami, la playa, el color, y al cabo de unos años decidí recuperar mi propia marca.

Muchos diseñadores se han suicidado, se han enganchado a las drogas, ¿qué pasa?

Es un mundo muy exigente al que todos querían pertenecer. El negocio del fashion es una industria en la que es muy importante como te perciben los demás, el coche que llevas, tu casa, aspecto, el dinero que ganas. Todo apariencia.

No parece que a usted le haya pesado.

Si no hubiera sido por ese entorno familiar y los valores que sembraron en mí, puede que me hubiera metido en drogas, pero para un colombiano de mi generación las drogas representan algo muy oscuro. A mí nunca me preocupó estar en la fiesta que había que estar.

Siempre me sorprende ver a críticos y estilistas en los desfiles con gafas de sol.

Yo ya me cansé de eso, no necesito ir detrás de ese mundo de egos, y además el mundo ha cambiado y las nuevas generaciones no se sienten atraídos por el glamour de los fashion . Pero tuvo su época y hubo mucha creatividad.

Época en la que las modelos eran diosas.

Gianni Versace creó la tendencia de las supermodelos. La moda era un espectáculo. En sus campañas aparecía Cindy Crawford con Elton John y también Madonna. Pero cada vez había más desfiles y la gente se quemaba muy rápido.

Madonna también le promocionó.

Sí, por pura casualidad. La conocí en Miami a los 13 años, yo me había diseñado un sombrero de cowboy del que ella se enamoró y se lo regalé. Me preguntó cómo debía llevarlo y yo le hice dos trenzas y apareció así en muchas portadas.

Tiene usted suerte.

He sido fiel a mis orígenes, yo adoro la cultura latina, la risa, la alegría, la calidez, el color, todo eso que viví en mi infancia: Colombia y Miami el lugar del spanglish y las vacaciones.