Marie Claire Fontaine de Bueno nació en Bélgica y creció en Ecuador. El amor la trajo en los años 80 a tierras canaleras. Siendo arquitecta, optó por explorar el mundo de la moda aplicando sus conocimientos en arquitectura en esta industria, para darle vida a sus proyectos dentro del sector.
Desde su llegada al país impulsó las pasarelas y la moda, un nicho que, hasta ese momento, no era visto con mayor potencial en el istmo. Desde los años 90 ha estado involucrada en producción de eventos, es fundadora de Physical Modelos junto a Nikki Ortega de Roy, ha dado forma a proyectos de desarrollo para el sector como 'Días de Moda Panamá' 2001, y luego con la Panamá Fashion Week (PFW) 2010, Macro Fest (2010), entre otras producciones.
Desde la agencia, Marie Claire ha formado a múltiples modelos panameñas que han alcanzado el reconocimiento no solo en el país, sino también en el plano internacional. En su trayectoria profesional ha sido consultora de fotógrafos, diseñadores y modelos.
Esta vez conversamos mediante una videollamada. Fontaine de Bueno comparte su visión sobre las propuestas de moda expuestas desde la autenticidad. También expresa su amor por el arte y la identidad artesanal. Además, habla de los desafíos que tuvo el PFW en la pandemia y de la virtualidad de los eventos en esta época.
¿Cómo llega al mundo de la moda?
La carrera que elegí fue arquitectura y por temas de amor vine a Panamá. Aquí terminé mis estudios; soy egresada de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Panamá y, pese a que no ejercí la profesión, la misma me ha dado una visión amplia para estructurar espacios, visualizar las cosas que hago actualmente. Considero que una de mis fortalezas como ser humano es tener un sentido de la estética bien definido y cuando me refiero a la estética hablo de todo lo visual. Me gustan la arquitectura, el arte, la moda y el cine, pero me he especializado en el arte visual.
¿Cómo arrancó Physical Modelos?
El vínculo con Physical viene a través de las modelos, es una historia interesante ya que todo empezó entre el año 1983 y 1984. La agencia se caracterizó por tener modelos muy hermosas; cerca de los 90 estaban chicas como Justine Pasek, que luego se convirtió en Miss Universo. Mi persona junto con Nikki Ortega de Roy nos dedicamos por más de una década a cultivar mujeres bellas, luego estuvimos involucradas con la producción de eventos, también estuvimos vinculadas con el Señorita Panamá. Más adelante, terminamos haciendo un concurso de modelos que se llamaba 'Chico y chica modelo', y paralelamente esto vino a reforzar el tema de la moda. Con el propósito de que las chicas pudieran mostrar su talento en las pasarelas, quisimos nuestro propio espacio y fue así como en los 90 tuvimos los escenarios para hacerlo mediante eventos como: 'Expo modelo' y 'Chico y chica modelo'; pero no fue hasta 2001 que decidimos pasar la página de los concursos y empezamos a ver la posibilidad de hacer nuestra propia producción junto al equipo, y nos enfocamos en 'Días de moda'.
¿Cómo fue la introducción de este formato de eventos de moda a Panamá?
Fue difícil, ya que en el país no existía esa costumbre de ver la moda como un espectáculo; esto requería formar al público y a nosotros mismos; tuvimos que aprender a hacer crecer una industria que no estaba presente en el país. Con esto me refiero no solo al diseño, sino también al tema de hacer crecer las colecciones, tener los conceptos de tendencias y paralelamente nos hemos tenido que educar para fortalecer estos puntos. Fui a varios eventos internacionales de moda y me di cuenta de que, en realidad, la moda tiene sus requerimientos y que al final también es muy flexible. El fin para nosotros era armar nuestra propia historia desde Panamá. En los últimos años nos dimos cuenta de que cuando la prensa internacional venía al país, no quería ver lo mismo que observaba en Colombia o en otros países, ellos querían que Panamá tuviera una propuesta única, con identidad. Creo que el enfoque de la propuesta panameña siempre debe tener el toque de autenticidad para que despierte ese interés en el consumidor. Soy una persona que ama el trabajo de los diseñadores locales y cuando puedo invertir en piezas de diseñadores panameños, lo hago. Lo que más disfruto de eventos como el PFW es involucrar al artesano con el diseño.
¿Qué opina de la transformación de la industria en temas de inclusión dentro de las pasarelas?
“Es importante ponerle atención a lo que consumimos, hay que prestarle atención al tema de la sostenibilidad, debemos preguntarnos de dónde está saliendo esa pieza, cuánto cuesta y por qué su valor es muy bajo o alto. El ser humano debe ajustarse y mantener un equilibrio a la hora de comprar piezas para lograr un balance en el consumo dentro de esta industria”.
Siempre fuimos muy exigentes con las modelos que subían a las pasarelas y pedíamos que cumplieran con ciertos estándares, entre ellos la altura y la talla, pero siento que esos estándares cambiaron gracias a las redes sociales. El público, sobre todo en la presencialidad, quiere apreciar un concepto apegado a la realidad; la inclusión en la moda es súper importante, tanto que hoy vemos a personas con discapacidad en las pasarelas. Gracias a Dios ya hay un cambio con el tema del peso. Hoy vemos que en las pasarelas de todo el mundo hay más modelos de todas las tallas. Creo que todo consiste en escuchar lo que el público quiere, mostrar lo real. En el caso de Panamá, nuestro enfoque ha sido este y también apostar por los diseñadores panameños. Dejamos que los creativos fluyan y si ellos quieren presentar sus propuestas como modelos de talla 10 o con modelos de talla 3 para nosotros está perfecto. Lo importante es trabajar desde lo auténtico y no siguiendo la línea de Milán o París; siento que ese tiempo ya pasó. Los productores, diseñadores y modelos hemos llegado a un grado de madurez que amerita de manera prioritaria ser inclusivos.
Por muchos años la moda siempre se ha visto como algo banal, ¿qué aportes considera que da actualmente este sector a la sociedad?
La moda es la expresión viviente del arte, no solo me refiero a las prendas vistas desde las pasarelas, sino a los artículos que utilizamos a diario, por ejemplo, tazas; ahí se puede apreciar lo bello del arte. La moda refleja identidad, sentimiento y habilidad en la mano de quien la hace y pienso que eso tiene mucho valor. La moda es una herencia que puede estar en forma de vestimenta y desde mi perspectiva esto no es banal, porque cuando te vistes lo haces para sentirte bella o para sentirte bien, lo que llevas puesto forma parte de lo que quieres proyectar. Considero que es importante tomar en cuenta que la moda puede ser fuente de trabajo para muchas personas; es un movimiento económico para el país y hay que prestarle atención a este segmento de la industria creativa. Vemos que otros países le apuestan mucho al sector económico de la moda, en el caso de Panamá no hay una industria textil, pero esta nación es de comercio y aquí se puede realizar la labor de importación de tejidos y de moda. El istmo es un portal comercial de entrada al sector centroamericano. Panamá tiene el potencial para convertirse en un hub de la moda, no solo para los diseñadores locales, sino para los diseñadores de la región.
¿Qué opina acerca de la sostenibilidad?
Es importante ponerle atención a lo que consumimos; hay que prestarle atención al tema de la sostenibilidad, debemos preguntarnos de dónde está saliendo esa pieza, cuánto cuesta y por qué su valor es muy bajo o muy alto. El ser humano debe ajustarse y mantener un equilibrio a la hora de comprar piezas para lograr un balance en el consumo dentro de esta industria.
En cuanto a la covid-19 y la PFW, ¿cómo fue el proceso de readaptación en este evento?
2020 fue nuestro año de aprendizaje en la PFW; en medio del confinamiento nos propusimos hacer un evento totalmente digital y gracias al esfuerzo de todo el equipo pudimos sacar la actividad adelante. Mi hija Alessandra Bueno me apoyó y estuvo muy activa en ese momento. En cuanto a la participación de los diseñadores, fue difícil porque ellos no tenían los talleres abiertos y no estaban haciendo colecciones, entonces fuimos lo suficientemente flexibles para entender que la mayoría de estos creativos no iban a poder tener una colección de 10 piezas y hubo algunos que para ese evento crearon de cinco a seis prendas. Muchos no saben que los diseñadores trabajaron con pocos recursos para sacar adelante sus piezas y exponerlas al público; algunos trabajaron con telas que tenían en sus casas. El objetivo fue mantener la llama viva de la creatividad en el mundo del diseño, por eso nos dispusimos a hacerlo. Gracias al apoyo del Ministerio de Cultura, a SerTv, a la Embajada de Inglaterra en Panamá, pudimos realizar la actividad. Lo cierto es que finalmente este evento, que fue totalmente virtual, trajo al país la introducción por completo de los fashion films. Para el siguiente año (2021) también lo hicimos, pero esta vez apostamos por el formato híbrido. Creo que la pandemia nos permitió romper con un esquema que veníamos haciendo hace mucho tiempo para la PFW, nos obligó a repensar como productores. También recibimos mucho apoyo de la junta comunal de Santa Ana, tanto como del grupo de la Gran Manzana de Santa Ana, ellos se animaron por el hecho de que se llevara a cabo un evento como PFW al barrio. Pienso que el aprendizaje sigue. Hoy el mundo de la comunicación en cuanto a la moda cambió para siempre, tanto para los diseñadores como para los que venden en este sector. Ahora para nosotros lo que sigue es el Macro Fest y en medio de la nueva variante estamos actuando sobre la marcha ya que falta aproximadamente un mes para que se realice. El mundo hoy es tan cambiante que debemos adaptarnos, saber jugar el juego que nos presente la vida, es una cuestión de flexibilidad y creatividad para continuar.
¿Cuál ha sido el secreto que le ha permitido a usted y a su equipo mantener vigentes eventos como la PFW?
Los medios de comunicación nos preguntan cada año: “¿Qué van a hacer para la PFW?”. Esto nos obliga a ser más creativos, a pensar en novedades para incluir en el evento. Después de 20 años el secreto para mantenernos vigentes ha sido el poder de la reinvención. También creo que es producto de la seguridad que ofrece el evento, por ejemplo, cumplir con los tiempos, entre otros aspectos. Asimismo, la parte de la curaduría ha sido fundamental para realizar esta actividad a lo largo de estos años.
¿Cuáles son sus proyecciones para el sector?
Tenemos que ser conservadores. Creo que los eventos van a tener que ser híbridos y menos ambiciosos en cuanto a público, también deben tener buen contenido que debe ser digitalizado. Sé que el ser humano siempre irá en busca de la experiencia, y es evidente que la pantalla no te la dé, puede que lo digital sea bueno para reuniones, aprendizaje, pero la vivencia sensorial del ser humano seguirá siendo necesaria; sin embargo, como mencioné, se tendrá que trabajar con menos público y con medidas de bioseguridad estrictas.