María de la Orden se fue a París sin haber cumplido los dieciocho años para estudiar Derecho y Economía en la prestigiosa Universidad de la Sorbona. Desde allí, y movida por su interés y devoción por la moda, levantó un modesto imperio con su propia marca de ropa y sus redes sociales.
Es madrileña, pero el éxito que ha cosechado allí con sus colecciones y, por supuesto, el flechazo que sintió con la ciudad de la luz, la han llevado a instalarse definitivamente en la capital francesa. Paris est trop Paris.
Le hubiera gustado estudiar moda, pero el deseo incumplido no le ha impedido llegar donde quería. O más. Todo empezó con un viaje con su familia a Perú, donde cayó rendida ante la cultura, la artesanía y las telas étnicas. Se llevó varias, y con ellas confeccionó sus primeras chaquetas sin más pretensión que vendérselas a su círculo más cercano.
Fue con su primer trabajo, en la feria Who's Next, cuando le surge la gran oportunidad. Su jefa, al corriente de su interés por el diseño, le propuso crear su primera colección para exponer en ese mismo espacio, donde diseñadores y compradores se cortejan mutuamente. Esa exposición se convirtió en su gran escaparate. El otro fue (y sigue siendo) el de las redes sociales.
PREGUNTA. ¿Concebirías el mismo éxito sin Instagram?
RESPUESTA. No lo creo. Cuando empiezas con marcas tan pequeñas, que apenas tienes presupuesto para publicidad o para estar en revistas, es una herramienta muy útil para enseñar el talento.
Instagram, que hasta cierto punto ha democratizado oportunidades, es su catálogo particular. Con poses de reminiscencia a La Primavera de Botticelli, su cuenta es sumergirse en un viaje al pasado, rebobinar cuatro décadas para entrar en un mundo de colores alegres, frescos y cuadros vichy inspirados en el campo inglés, donde los sombreros y los complementos pelean entre sí por acaparar atención. El clasicismo y la modernidad se abrazan y conviven con el buen gusto y la elegancia.
En ocasiones los elementos párvulos y bucólicos inundan este estilo que se ha infiltrado en los armarios de algunas de las personalidades más sonadas, desde Eugenia Silva, pasando por Sassa de Osma, Tamara Falcó, la top Vanessa Breuer y, recientemente, la reina Letizia, que apareció este verano en Palma con un vestido de rayas de estética marinera durante un homenaje al medallista olímpico Joan Cardona.
"Que una figura tan importante como la reina lleve uno de nuestros diseños fue muy inspirador y nos motiva a seguir haciendo cosas. Gracias a estas pequeñas victorias seguimos trabajando y haciendo lo máximo", cuenta María en una ajetreada conversación que refleja su constante actividad.
Ahora bien, las mañanas son su concesión. Se lo toma con calma: a las seis y media pone el despertador, desayuna, hace yoga (tres veces a la semana) y saborea durante largo rato la soledad de la casa antes de marchar a la oficina.
La diseñadora abandonó su trabajo en cuanto vio que sus prendas calaban entre la sociedad. Se dedicó exclusivamente a su marca y no fue hasta hace dos años, al asociarse con su amiga Laura, cuando dio ese impulso definitivo. Ella empezó a ocuparse del marketing, la logística y los números. Ahora, hablan por sí solos: el año pasado su marca facturó más de un millón de euros y este año espera llegar a los dos.
Actualmente llega a rincones como Reino Unido, Estados Unidos, Italia, Austria... Pero la mayor parte de sus clientes están en España y Francia. Trabajan con varios talleres: el principal está en Madrid, es el mismo con el que empezó su aventura, y fue ampliando a medida que se desbordaba de pedidos.
Ahora produce zapatos de cuero en Portugal, sombreros en Perú, sandalias de rafia en Marruecos, jerséis de cashemere en Mongolia y las prendas de verano en India, donde se utiliza la técnica blockprint que consiste en aplicar los tintes naturales a la prenda a partir de unos sellos de madera.
P. Dices que el contenido digital es una de las claves de tu éxito. ¿Cuáles más?
R. La clave para llegar lejos es no compararse, no intentar competir con nadie, ser fiel a tu estilo y no hacer algo solo por que esté de moda. Diseño lo que me parece elegante, lo que yo me pondría, no lo que creo que puede triunfar.
P. ¿Alguna vez han interpretado tu estilo como "pijo"?
R. Nunca me lo han dicho. La ropa es elegante, y a lo mejor lo confunden con pijo.
P. ¿Hay futuro en la moda para los jóvenes?
R. Las nuevas generaciones están saliendo al mercado y cada vez se lanzan más a emprender. Creo que hay mucha creatividad en España, pero cuesta que se reconozca fuera.
A ella le costó dos años asentarse en el mercado francés. Ahora no lo suelta. Desde allí, desde París, confiesa que trabaja mucho (por gusto y devoción a lo que hace) y que en sus ratos libres trata de escaparse al campo o viajar a España: "Me encanta y creo que la calidad de vida es mejor, pero por lo que he construido en París será difícil volver", explica. Se le entusiasma el tono cuando habla de la gastronomía, la arquitectura, las exposiciones y la moda de la ciudad.
Como le pasara a tantos otros artistas: "Es una constante inspiración". París es mucho París.
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