Con tan solo 25 años la joven, que suma ya 30 primaveras, fundó su firma homónima con la misión de implantar trabajo en México. Esta es su historia.
Mónica Pérez SobrinoTOPLa diseñadora mexicana Lorena Saravia.Foto: cortesía de la firma
La diseñadora mexicana Lorena Saravia, de 36 años, creció rodeada de mensajes de feminidad y empoderamiento que le impulsaron a crear su propio futuro. «Vengo de una familia de cinco mujeres muy fuertes con una mentalidad marcada en la que la mujer tiene que estudiar, trabajar y ser independiente», cuenta por teléfono. Pasó su infancia y adolescencia entre alfileres, telas y máquinas de coser. «La costura ha sido algo indispensable en mi casa. Mi bisabuela hizo el vestido de novia de mi abuela, cuya máquina conservo conmigo, y todas mis tías cosían y hacían los vestidos a sus hijos”, recuerda. Pero ella fue la única que sintió un impulsó por trasladar la tradición heredada de la costura a un proyecto de vida: su firma homónima.
Todo comenzó en 2005, momento en el que la joven se trasladó a Barcelona para cursar la carrera de diseño en la prestigiosa escuela de Felicidad Duce, titulación que por entonces no existía en México. Tras colaborar con diferentes firmas y ya en posesión del título universitario, regresó a su país natal para formar parte del equipo de Macario Jiménez, uno de los diseñadores mexicanos más prestigiosos, hasta que dos años más tarde y con tan solo 25 años, emprendió un camino independiente creando su propia firma. «Necesitaba transmitir un concepto por medio de la creatividad. Al diseñar para otros, no podía poner en marcha al 100% lo que tenía en la cabeza», confiesa.
Imagen de la campaña para su colección primavera-verano 2021. Foto: cortesía de la firma
Sus inicios fueron modestos. Arrancó con sus ahorros y poco a poco. «Entre una amiga que tenía una marca de joyas y yo alquilábamos un estudio muy chiquito. Fue creciendo con boca a boca, y la primera colección dio para sacar la siguiente». Se abrió la primera puerta de la mano de Grupo Axo, plataforma que le ofreció la posibilidad de entrar junto a otras cuatro empresas en una incubadora de negocio (un programa que apoya a las compañías en sus etapas iniciales mediante diferentes acciones, como ofrecer consejos o financiamiento) durante cuatro meses, momento en el que decidirían en cuál invertir. Saravia no fue seleccionada, pero para la emprendedora supuso un punto de inflexión. «Está plataforma me encendió un chip que traía apagado, o más bien nunca me habían encendido, y vi que con mi propia marca podía crear un negocio que implantara trabajo en México», explica. Seis meses después, se presentó a la primera edición de Who’s Next México, certamen impulsado por Vogue que nacía con la misión de dar voz a jóvenes marcas mexicanas, y se alzó con el premio. «La pasión y la parte creativa venían acompañadas de la misión de crear empleo en mi país. Eso es lo que me hizo ganar la primera edición», opina.
Disponía por primera vez de capital de trabajo y un plan de negocio; faltaba expandirse. Entonces decidió fusionarse con el fondo de inversión Ventura capital, cuya relación ha mantenido hasta la fecha. «Llevamos seis años creciendo juntos. Ha sido mi mejor y mi peor matrimonio. Por un lado, me han impulsado muchísimo; pero por el otro tienes presión de ventas y márgenes, no puedes hacer cosas que no son rentables», añade. El siguiente paso fue consolidar y fortalecer la presencia de la firma en el mercado mexicano. «No tenia sentido hacerlo de forma inversa, ¿por qué un producto de nuestro país tenía que ser un boom en el extranjero y no aquí?», declara. Así, en 2016, inauguraba su tienda en la Avenida Presidente Masaryk de Ciudad de México, compartiendo acera con los mejores diseñadores internacionales y convirtiéndose en la primera firma mexicana que copaba uno de sus escaparates.
Imagen de la campaña para su colección primavera-verano 2021. Foto: cortesía de la firma
Al contrario de lo habitual en su país que, según ella, prefiere producir fast fashion, la diseñadora ha priorizado cristalizar el ADN diferenciador de su firma de manera unánime en sus colecciones. «Si ves un bolso de Chanel, sabes que es de Chanel. Es lo que siempre he buscado», señala. Define su estilo como un grunge elegante, dirigido a una mujer todoterreno y pensado para acompañarla en cualquier faceta de su rutina. «Lorena Saravia tiene una esencia muy clásica y minimalista, pero con especial enfoque en el detalle. Diseño para la mujer que es mamá, pero también financiera y con una vida social activa».
La producción de sus diseños se desarrolla en diferentes puntos de México, siempre en busca de la técnica artesanal adecuada para cada una de sus creaciones. «México es un país increíblemente rico, tienes que descubrir qué te puede ofrecer cada región. Trabajamos en Oaxaca los telares de cintura que trasladamos a americanas, vestidos o faldas. Los bolsos los tejemos con artesanas en Yucatán». Para confeccionar las botas cowboy, el producto icónico de la firma, se trasladan a un pueblito en Veracruz llamado Naolinco «porque no podría ser en otro lugar, allí la horma de la bota vaquera es perfecta». Una producción a medida cuyo plazo de entrega alcanza los 45 días después de su compra en línea. «La gente lo entiende y acepta, es el tiempo que requiere el proceso de fabricación de cada bota. Si lo necesitas para mañana vete a Zara, porque yo no te lo puedo resolver».
Las botas de cowboy, el producto más icónico de la marca. Foto: cortesía de la firma
Para Saravia, la moda rápida y el efecto de esta en el medio ambiente es algo que no podemos obviar. «Nos estamos ahogando en plástico en el mundo y las firmas deberían tener una conciencia sostenible», defiende. Y aunque la palabra sostenibilidad abarca a diferentes agentes, la joven emprendedora demanda la acción por parte de las marcas como punto de partida para incentivar el cambio. «En nuestro caso nos inclinamos por una producción local, el pago justo y el impulso laboral de la mujer en México».
Además, ha reseteado su estrategia comercial cerrando su tienda en México. «Ya había cumplido cinco años y era momento de cerrar el círculo», justifica. Una decisión a la cual se ha sumado clausurar todos los canales de distribución para centrarse en la digitalización de la firma y retomar las riendas de la expansión internacional que iniciaron hace un año. «En febrero del año pasado presentamos Lorena Saravia en la Semana de la Moda de París y, un mes después, estalló la pandemia», recuerda del momento que retrasó sus planes. Eso sí: esta internacionalización, asegura, no afectará a sus raíces y mantendrá la premisa de continuar ofreciendo trabajo en México y a sus artesanos. «Para mí es muy importante, nos gustaría seguir participando con más estados en nuestro proceso de producción», concluye.
Etiquetas: México|Moda|Moda sostenible|sostenibilidadNewsletter Lo raro es vivir
Historias y ensayos sobre cultura, intimidad y feminismo en tu email.
¡Apúntate aquí!0 Comentarios|Normas MásMenos SUSCRÍBETE PARA PARTICIPAR Ya tengo una suscripción